Verdades Bíblicas

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Sé valiente en el Señor

Hace poco estuve en un país predominantemente musulmán el cual tenía una pequeña minoría de cristianos. Por todos lados había copias del Corán a la vista. En dos semanas que estuve ahí nunca vi a una mujer trabajar ahí, solo hombres. Por la noche se podía escuchar al almuédano recitar a su Alá. Y la verdad, me pareció que el ambiente cristiano no era muy amable y más bien opresor. Me preguntaba cómo hacían cristianos para vivir ahí. Pronto lo descubrí: necesitaba ir a una farmacia. Después de buscar un poco encontré una. Al entrar vi sobre el escritorio del dueño un libro grueso de pastas negras. Era más grueso que el Corán que había visto por todas partes. También el dueño de la farmacia fue muy amable. Y de algún modo tendí a creer que ese grueso libro era la Biblia. Pero no me atreví a preguntarle al dueño. Pero el sí me preguntó: me pregunto si yo era griego, por mi acento. Me dijo que había ido a una iglesia griega ortodoxa. Obviamente era un cristiano. Luego le pregunté por el libro en el mostrador para que todo mundo lo viera, no lo tenía escondido entre papeles ni en una repisa o un closet, sino a primera vista. ¡Por supuesto que era la Biblia! Yo estaba tan impactado. Durante los 2 minutos que estuve ahí entraron 2 musulmanes a comprar medicina. Imagínate cuántos más habían visto el libro ya. ¿Volverían a comprarle de nuevo al cristiano de la farmacia? No sé. Pero me impresionó tanto el hecho de que a pesar de estar en un ambiente como ese, nuestro hermano tenía el coraje de hacer lo que muchos otros, en lugares sin persecución, no habrían hecho: tener la Palabra de Dios expuesta en público. Al otro día fui de nuevo pero estaba otro muchacho. Le pregunté si era cristiano y de inmediato me enseñó su brazo con una cruz tatuada. Imagínate tu que al dar la mano se den cuenta que eres cristiano. Vivimos en un ambiente donde la gente se niega a ponerse del lado de la verdad y esparcirla ¡porque tienen miedo de ofender a alguien! Pero nuestro hermano ¡no tenía miedo! Los primeros cristianos que estaban predicando el evangelio no les importaba “ofender”. Solo hacían lo que su Señor les había comisionado hacer: hablar la Palabra. Como el Señor dijo:

Lucas 8:16
“Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.”

Tenemos un tesoro. Tenemos una luz. ¿La mantendremos escondida? A quién le importa lo que la gente diga? SI dicen que somos “freaks”, estúpidos, locos, etc. ¿qué tiene? Mira lo que el Señor dijo:

Mateo 5:11-16
“Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes. Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.”

Deja que esas palabras permanezcan en tu corazón. Piensa en eso: ¿Será que tal vez vives de lo que los demás dicen o piensan de ti y te da miedo de que no sea algo bueno? ¿Estarán ellos por ahí cuando Jesús vuelva? Yo no sé ellos, pero si tu mantienes tu fe, sí. No queremos decir “Señor, tuve miedo”. Nuestro hermano en aquel país musulmán no lo dirá. Yo en lo personal, después de haber visto esto, tomo mi Nuevo Testamento y lo pongo en mi escritorio a la vista de todos. Todo lo que soy, todo lo que somos, está 100% conectado a Su Palabra y ¿Porqué habríamos de mantenerla escondida?

Anastasios Kioulachoglou

 

Español: Aleida López de Steinmetz

Versión Bíblica: Nueva Versión Internacional