Verdades Bíblicas

Sobre Amor y Fruto (PDF) Edición en PDF

Sobre Amor y Fruto

Cuando me preguntan, me ha parecido difícil decir lo que en realidad es el amor. Me era más fácil describirlo.

Dios es amor y Él no se puede ver. Pero sabemos de Su existencia. Podemos ver claramente Sus cosas invisibles en la creación del mundo; entiéndase las cosas que están hechas (Romanos 1:20). Por lo cual, es posible ver el amor de Dios cuando miramos a nuestro alrededor las flores, las plantas y los árboles que Él creó en toda su diversidad. Las encontramos por todo el mundo, nos proveen de alimento, podemos construir casas de madera, las podemos disfrutar y nos podemos maravillar de ellas al ver sus cambios en las estaciones del año. Y todavía no mencionamos ninguno de los animales que Dios creó.

La película “Realmente Amor” (Love Actually) demuestra en diferentes episodios relaciones entre personas y el tipo de amor que viven unos con los otros. Trata de la manera en que se tratan uno a al otro por el amor que se tienen.

Entonces, ¿Si amo a alguien, como se manifiesta? Estoy contenta de ver a la persona, de estar con ella, hacerle un favor con gusto, le digo cosas lindas, le compro un regalo y me alegro cuando se alegra.

Dios es amor. ¿Qué hizo Él para demostrarnos Su amor? La Biblia nos dice en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda más tenga vida eterna”.

El hecho latente en este verso es para mí que Dios amó tanto a la gente que Él dio. Nosotros, tú y yo, estábamos perdidos. Dios quería rescatarnos, porque si no, hubiéramos estado perdidos eternamente. Es como en nuestras relaciones con otras personas:

No se trata de nosotros, se trata del otro

Pablo dice en 1 Corintios 12 que deberíamos de saber que Dios da a los hijos de su Espíritu, que es posible y vital el manifestar este don cada día de nuestra vida. Continúa diciendo en 1 Corintios 13:1 que si hablamos en lenguas angelicales pero si no tenemos amor, somos como címbalos que retiñen.

No sé para ti, pero por lo menos para mí esto es más bien un reto. En 1 Corintios 13 Pablo declara la excelente manera, la mejor forma de todas, de ejercitar los dones del espíritu. Lo esencial: hagámoslo con el amor de Dios. La necesidad e importancia de esto es que todos necesitamos amor.

Lo bueno es que Pablo no dejó a los Corintios solos, dejando que por sí solos descubrieran lo que él quería decir y luego dejarlos hacerlo a su manera. Ellos ya habían estado viviendo sus vidas “cristianas” a su manera y a Pablo no le agradó para nada el resultado. Pablo entendió que los Corintios necesitaban crecer en el vivir de su amor y cuidado por el cuerpo de Cristo. Es por eso que les dio una descripción de amor en 1 Corintios 13: 4-7.

Las características del amor que encontramos ahí son: es sufrido, es benigno; no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” Estas características expresiones de amor comunican el amor de un ser humano a otro independientemente de su historial. Por supuesto que nadie expresará naturalmente su amor en estas maneras. Algunas personas son pacientes y buenas por naturaleza, pero les falta humildad. Todo necesitamos la ayuda de Dios para amar a Su manera. Lo bueno es que Él ya hizo Su parte para ayudarnos al derramar Su amor en nuestros corazones con el Espíritu Santo, el cual nos ha sido dado (Romanos 5:5). Este tipo de amor de ninguna manera está limitado. Para que así podamos darlo libre y abundantemente sin el temor de que se acabe.

Frecuentemente la Biblia relaciona a los cristianos con árboles. Un ejemplo como este lo encontramos en el Salmo 1:1-3:

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”.

Me gustaría ser como un árbol plantado junto al río que lleva fruto. Siempre me preguntaba cómo llevar fruto en mi vida. Durante mucho tiempo me enfoqué en los dones del Espíritu más que en fruto. Cuando plantas un árbol, en algún momento se espera fruto. Y sabes qué tipo de fruto esperar cuando plantas un árbol de cerezas. Dios sembró a Cristo y cosecha cristianos.

Dios dice en Su Palabra que todo debería llevar fruto de acuerdo a su tipo (Génesis 1:11). Entonces, ¿Qué sembró Dios en nosotros? Deja que los siguientes versos te hablen:

Mateo 13:23 (La parábola del sembrado y la semilla):
“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.

Efesios 1:13
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.

1 Pedro 1:23
“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.

Juan 15:8
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.

No hay duda que Dios quiere que seamos fructíferos. En el Evangelio de Juan encontramos que todo el capítulo 15 trata de cómo podemos llevar fruto. Lo más importante es tener una relación íntima con Jesucristo porque Él es la Vid y nosotros los pámpanos. ENTONCES llevaremos fruto.

Vamos a resumir lo que hasta ahorita has leído en este artículo: Dios nos ama. Él demostró Su amor para con nosotros al dar a su Hijo. El amor trata de el cómo tratamos a alguien. No trata de nosotros, sino de los otros. El apóstol Pablo recalca la mejor manera de cómo ejercitar los dones espirituales – con el amor de Dios. Esta manera parece ser imposible, pero es posible porque Dios derramó Su amor en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo para que así tengamos una fuente del amor de Dios a través de nosotros para con los otros. Dios quiere que tengamos una vida fructífera. Jesucristo es la Vid, nosotros los pámpanos. Cuando permanezcamos conectados con Él llevaremos fruto.

Ahora que hemos aprendido todo esto, ¿Qué tipo de fruto deberíamos de esperar? La Palabra de Dios claramente nos da la respuesta en Gálatas 5:22-23:

Gálatas 5:22-23
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

Casi me quedé en shock al ver como este pasaje del fruto del Espíritu corresponde a las características del amor.

Te animo a que escribas las características del amor que vimos en 1 Corintios 13:4-7 junto a los frutos del Espíritu en Gálatas 5:22-23. Repásalos en oración, examina tu amor y permite que Dios te muestre dónde puedes mejorar para crecer más y más en Su amor.

Recuerda que

- La ley le fue dada a Moisés, pero a través de Jesucristo vino la gracia y la verdad (Juan 1:17).

- Amar al Señor con todo tu corazón con toda tu alma con toda tu mente y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo es más que todo un altar lleno de ofrendas y sacrificios (Marcos 12:33).

Andrea Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960