Verdades Bíblicas
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Romanos 11:22 – La bondad de Dios, si tu continuas en Su bondad

Para comenzar vayamos a Romanos 11:19-22. Ahí leemos sobre Israel y sobre quienes creemos:

“Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, PROVEYÓ si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”

Este pasaje se refiere a la gente que “por la fe permanecen”. Para ellos, para aquellos de nosotros que estamos de pie por la fe, la bondad de Dios está sobre nosotros. Pero esto no es incondicional: la palabra “proveyó”, o “si”, como lo tienen otras traducciones, claramente introducen una condición, una “declaración condicional”. ¿Cuál es esa condición? que continuemos en Su bondad. Si nosotros abandonamos esta bondad y ya no continuamos con Dios, entonces la respuesta que la Palabra da es clara: nosotros también seremos cortados.

Hay limites que determinan si uno está o no en la fe, lo podemos ver en lo que Pablo dice en 2 Corintios 13:5:

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros?, ¡a menos que estéis reprobados!”

Con esto es evidente que puede suceder que un cristiano ya no este en la fe, esto es, que la abandone implícita o explícitamente. Si no fuera así, no habría razón para que Pablo nos dijera que nos examináramos a nosotros mismos si estamos en la fe. Tal vez es por eso que lo encontramos a él y a Bernabé en Hechos 14:21-22 haciendo lo siguiente:

“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”

No tendría caso que los apóstoles exhortaran a los creyentes a continuar en la fe, si no existiera la posibilidad de descontinuar en la fe. Por lo tanto, es posible para el creyente descontinuar en la fe, descontinuar en la bondad de Dios. ¿Entonces qué pasaría en tal caso? Romanos 11:22 nos dio una respuesta en términos muy claros: será cortado.

Jesús dijo exactamente lo mismo sobre aquellos que no permanezcan en Él:

Juan 15:1-2, 6
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará [esto es, lo cortará]; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto... El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.”

Entonces ser “cortado” o “quitado” no es algo imposible así como varias personas nos han hecho creer, pero sí una seria posibilidad que se materializará para cualquiera que no permanezca en la Vid de acuerdo a las palabras de Juan, o descontinúen en la fe, descontinúen en Su bondad, en palabras de Pablo.

 

Autor: Anastasios Kioulachoglou

 

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