Verdades Bíblicas
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“Los de sobre la piedra”

Para la segunda categoría leemos:

“Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.”

¿Creyeron las personas de esta categoría? La respuesta del Señor es que sí, sí creyeron. “Creen por algún tiempo”, Él dijo. Aquí vemos inmediatamente que la fe tiene dimensión de tiempo. En otras palabras, el hecho de que alguien crea no significa necesariamente que creerá por el resto de su vida. Puede ser que crea, pero solo “por algún tiempo”. Una vez que ese “algún tiempo” se acaba, esa persona ya no está en la fe, como le sucedió a la gente que se describe en la categoría. Comenzaron bien, pero después de ese comienzo, después de “algún tiempo”, en tiempos de persecución o tentación en cuanto a la Palabra (Marcos 4:7) muchos se apartan. Se dan por vencidos. Muchos ejemplos de esta categoría se me vienen a la mente: gente que escuchó la Palabra, la aceptó y luego la compartieron con familiares y amigos los cuales luego los rechazaron. En vez de permanecer firmes aceptando el estigma, se dieron por vencidos y se apartaron de la fe. Otros, que tuvieron el mismo brillante comienzo, en algún momento les surgió la tentación (cualquier cosa) y cayeron, incluso hasta se ofendieron con Dios y Su pueblo y luego también se apartaron. Esa gente creyó alguna vez, pero dejaron de creer. De hecho, la palabra traducida como “se apartaron” es la palabra griega “aphistemi”, que significa “alejarse”: de ahí, apartarse, apostatar (diccionario de Vine). Entonces sí, sí es posible el apostatar o apartarse para aquellos que han creído, debido a que por causa de la Palabra padecieron tribulación o tentación. Eso es exactamente lo que les pasó a los de la segunda categoría de la parábola del sembrador. Dios fue alguna vez su opción, pero se apartaron de Él, abandonando la fe.

Ahora, la pregunta crítica es: ¿si esas personas no vuelven y se arrepienten serán salvas? Si creemos en la doctrina que dice que es suficiente cuando alguien cree, incluso solo por algún tiempo, independientemente de lo que luego le pase a esa fe, pues sí se salvarán, porque han creído. Sin embargo, el problema con este punto de vista es que ignora el hecho de que la fe no es algo estático, algo que porque uno lo obtuvo alguna vez, en alguno lado, está garantizado que uno nunca lo va a abandonar. De lo contrario, la fe tiene tiempo y dimensión. Y cuando la gente se da por vencida en la fe, creyendo solo por algún tiempo, abandonan lo que se les había prometido debido a su fe, o sea la salvación, vida eterna. Porque verdaderamente la salvación no es solo por gracia, “sino por gracia a través de la fe”. La gracia es la parte que le corresponde a Dios y fe es la nuestra. Se deben mantener ambas condiciones y Dios siempre cumple la Suya. Pero el que se aparte de la fe, deja todo lo que haya obtenido a través de la fe, o sea la promesa de la salvación. El Nuevo Testamento tiene muchos pasajes que ponen esto muy en claro y el propósito de este libro es el sacarlos.

Para encontrar una forma de explicar el pasaje anterior algunos se inclinan ante la idea de que las personas de la segunda categoría de la parábola del sembrador nunca fueron creyentes verdaderos, porque si hubieran sido verdaderos creyentes – dicen - nunca se hubieran apartado. Pero esta opinión obviamente contradice lo que el Señor mismo dijo cuando Él explicó ésta parte de la parábola. De acuerdo a Él: “Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.” Esa gente ha recibido la Palabra así como tu y como yo: con gozo. Y la creyeron. El Señor no dijo que ellos hacían como que creían, ni tampoco que hicieron como si la hubieran aceptado con gozo. Más bien, su fe fue originalmente genuina y real. Sin embargo, no duró. Permaneció, pero solo por un tiempo. El problema con esta gente era la duración de su fe y no si desde el principio había existido en realidad, porque como leímos, verdaderamente creyeron PERO solo “por un tiempo”.

Tal ves esto puede explicar la agonía de Pablo por saber sobre el estado de la fe de los tesalonicenses perseguidos (2 Tesalonicenses 1:4). Como les dijo:

1 Tesalonicenses 3:1-8
“Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros, por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe; porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor. ”

En unas pocas lineas Pablo habla dos veces de su agonía. Sabía que los creyentes estaban siendo perseguidos y quería saber sobre el estatus de su fe. ¿Estaban sostenidos en el Señor o no?¿Cuáles eran las noticias concernientes a su fe? ¿Malas o buenas? Esa era la pregunta y Pablo esperaba urgentemente escuchar la respuesta de Timoteo. Por tanto, la fe no es algo inmóvil; algo que una vez que tienes está garantizado que lo vas a mantener para siempre. Si así fuera, Pablo no se hubiera preocupado. En tal caso, puesto que ya estaban en la fe, estarían siempre en la fe a pesar de las persecuciones y tentaciones. Pero no es así. El propósito del tentador, el diablo, es derribar nuestra fe. Para ser breves, su propósito es devorarnos (1 Pedro 5:8). El hecho de que hayamos permanecido firmes ante la tribulación no significa que así será después de la tribulación o tentación. Tenemos que decidirnos. Dios nos va a sostener pero tenemos que cogernos de Él también; tenemos que decidir que vamos a permanecer con Él, no importa qué. Algunos lo hacen, otros no. Aquellos que no, abandonan la fe. Puede que no lo hagan público, pero la verdad es que ya no les importa mucho. Creo que cualquiera que está en la fe desde hace tiempo tal vez conoce ya algunos ejemplos. Pero vamos a pasar a la tercer categoría de la parábola del sembrador.

 

Autor: Anastasios Kioulachoglou

 

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