Hechos 16:6-10 o cómo vino Pablo a Europa
En Hechos 16:6-10 leemos:
Hechos 16:6-10
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia,
pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia,
dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.”
Muchos de nosotros nos hemos encontrado ante puertas cerradas. Muchos de nosotros hemos tratado de movernos en una dirección, persiguiendo algo que generalmente es la voluntad de Dios, solo para encontrar que la puerta a la que estamos tocando está cerrada. Bueno, no somos los únicos. Eso también le sucedió al apóstol Pablo. Su propósito era el de predicar la Palabra de Dios. Ya había hecho un gran trabajo en Asia. Como leemos en Hechos 16:5 “las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día.”. Era grande la obra que Dios estaba haciendo a través de Pablo en aquella región y él quería continuar. Sin embargo, en ese esfuerzo encontró la puerta cerrada – no por el diablo, no por la gente, sino por el Espíritu Santo. Como la Escritura dice: “les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia”. Entonces, intentaron ir a Bitinia – también en Asia menor – pero de nuevo el espíritu no se los permitió. Sí, uno puede tener propósitos que están alineados con la voluntad de Dios en general y tocar algunas puertas correctamente – y aún así pueden estar cerradas. La razón – y cómo vamos a ver, eso también sucedió en el caso de Pablo- es porque el Señor quiere dirigir esos propósitos a sendas que reflejan mejor Su voluntad. En el caso de Pablo, las puertas que Dios cerró los llevó finalmente a Troas, el Señor les dio Sus instrucciones: Él ya no los quería en Asia, sino en Macedonia. Era tiempo de que Europa escuchara la Palabra de Dios, así como era ahí el lugar donde ahora Dios quería que fueran.
Si tu sabes que algo es la voluntad de Dios, pero aun no has encontrado una puerta abierta: “LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ”, dice la Palabra (Lucas 11:9). Pablo no se sentó en Jerusalén o en Antioquía, esperando la visión. El tocaba puertas. Iba en camino. Y las puertas que tocó estaban cerradas, finalmente fueron llevados a través de toda Asia menor hasta Troas, lo opuesto al lugar donde Dios lo quería. Puede ser que las puertas que toques estén cerradas. Sin embargo, el Señor no dice “siéntate y te abrirán”. Él dice TOCA. Y si algunas puertas están cerradas, Él abrirá la que Él quiera para ti.
Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960