Verdades Bíblicas

Hechos 16:6-40 (PDF) Edición en PDF

Hechos 16:6-40

El libro de Hechos sostiene una posición especial entre los libros que se refieren a la era de la gracia, ya que trata, con el lado práctico, de muchas cosas que luego se encontraron en las epístolas. Además, también demuestra la manera en que aquellos hombres de Dios como Pablo, Pedro, etc. caminaron con Él, y de ese modo nos dieron su ejemplo en la práctica. Tal ejemplo se registra en Hechos 16, un capítulo dedicado a la visita de Pablo en Filipo. Este será el capítulo tema de este artículo.

1. La decisión de la visita

Empezando nuestra excursión en Hechos 16:6-8, leemos:

Hechos 16:6-8
“Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas.”

Si consultas un mapa, verás que lo que se describe aquí en cuatro líneas era verdaderamente un viaje muy largo. Galacia, Frigia y Asia (Menor) eran tres regiones que seguían una de la otra. Pablo y aquellos que lo acompañaban, pasaron las primeras dos (Frigia y Galacia) y llegaron a la tercera: Asia Menor. Sin embargo, como el texto dice, Dios, el Espíritu Santo, les prohibió que predicaran ahí la Palabra, así que se fueron al norte rumbo a Misia. No obstante, cuando trataron de irse de ahí a Bitinia, Dios se los prohibió de nuevo, Como resultado, pasaron por Misia y fueron a Troas, en el mar Egeo.

Como puede ser obvio de lo anterior, Filipo no era un lugar al que Pablo y Silas planeaban ir desde el principio. De hecho, trataron de ir dos veces a otros lugares, pero Dios se los prohibió. La razón por la cual se los prohibió no era porque no quisiera que Su Palabra se expandiera en esos lugares. Incluso, fue a Asia menor un tiempo después como viene en Hechos 19:10: “de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor.” Sin embargo, todos sabemos que es imposible estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo. En otras palabras, era imposible que la Palabra fuera predicada simultáneamente por el mismo hombre en Asia o Bitinia y en Filipo. Algo tuvo que haber sucedió primero, necesariamente y luego lo segundo. Como parece, desde el punto de vista de Dios, Filipo y Grecia tenía prioridad sobre Asia y Bitinia. De lo anterior, podemos concluir que Dios no está interesado en solo la predicación de la Palabra, sino en la predicación de Su Palabra donde ÉL quiera, como ÉL quiera y cuando ÉL quiera. Como en Efesios 5:23 dice:

Efesios 5:23
“Cristo es la cabeza de la iglesia”

La iglesia en verdad tiene un jefe, alguien a quien se le debe de consultar para las cosas en cuanto a la iglesia concierne. Ese no es ni tú ni yo, ni ningún otro mortal, sino Cristo. En cuanto a nuestro caso, lo que el Jefe en verdad quiere, se registra en los versos 9-10:

Hechos 16:9-10
“Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.”

Dios no los había llamado en aquel momento específico para predicar la Palabra en Asia y en Bitinia. Sino que Él los había llamado a predicar en Macedonia y finalmente en toda la región oriental de Grecia. ¿Cómo lo supieron? El Señor SE LOS COMUNICÓ a través de visión. De hecho, se los comunicó de tal manera que estaban SEGUROS que el Señor los había dirigido hacia allá. Sin embargo, ¿crees que Dios hubiera hecho eso si ellos no hubieran estado listos para irse a donde Él quería que fueran? No lo creo. Dios no obliga a nadie a trabajar en Su campo. Sin embargo, si alguien quiere trabajar para Él - lo cual es exactamente lo que espera de nosotros1 – esa persona no debería de decidir por sí mismo el cómo, cuándo y a dónde va a ir, sino que debería de consultar con el Maestro, quien es el ultimadamente responsable de decidir al respecto.

2. La visita a Filipo y su resultado

Teniendo la orden clara de Dios de navegar hacia Macedonia, Pablo y aquellos que lo acompañaban se fueron inmediatamente. Los versos 11-12 dicen:

Hechos 16:11-12
“Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. De allí fuimos a Filipo, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.”

Dios les dijo que fueran a Macedonia. Así que no se detuvieron a predicar en Samotracia, sino que fueron directamente a Filipo, la ciudad más importante de esa parte de Macedonia. Ahí, sucedieron varias cosas, las cuales vamos a ver a continuación.

i) Lydia: la primer creyente en Europa

Empezando en los versos 13-15 leemos:

“El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa. Y nos persuadió.”

¿A caso Lydia reverenciaba a Dios? Sí, eso es lo que el pasaje dice. Sin embargo, ¿era salva? NO, porque no conocía al Señor Jesucristo. Así que, era como Cornelio: era un hombre devoto, que temía al Señor con toda su casa y daba limosnas generosamente. Siempre oraba (Hechos 10:2). Aún así, era necesario que Pedro fuera a su casa a decirle cosas, para que mediante las cuales, como el ángel le dijo, él y su casa fueran salvos (Hechos 11:14). De igual modo, Lydia reverenciaba al Señor. Y aún así, necesitaba que alguien viniera y le hablara de Jesucristo, para que creyera y fuera salva. Y eso es exactamente lo que pasó: Dios hizo que Pablo viniera todo el camino desde Silicia para que le hablara de la Palabra. Ella la creyó y se hizo la primera creyente de Europa. Sin embargo, eso era solo el principio.

ii) La muchacha poseída por un demonio

Los versos 18 dicen:

“Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación. Así continuó durante muchos días.”

La muchacha estaba obviamente poseída por un espíritu maligno que a través de ella, parecía que hacía publicidad de Pablo y su misión en ese lugar. A primera vista, parece que tenemos una paradoja ¡diablo apoyando la obra del Señor! Sin embargo, ¿sería posible que algo así sucediera? NO lo creo. Como Pablo dijo a Elimas, otro hombre poseído:

Hechos 13:9-19
“Entonces Saulo, o sea Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en Elimas y le dijo:¡Hijo del diablo y enemigo de toda justicia, lleno de todo tipo de engaño y de fraude! ¿Nunca dejarás de torcer los caminos rectos del Señor?

Lo que el diablo busca constantemente (nunca para) es: PERVERTIR LOS CAMINOS RECTOS DEL SEÑOR. Por lo tanto, la única razón por la cual parecía que proclamaba lo mismo que Pablo, era precisamente porque quería PERVERTIR los caminos rectos del Señor. En realidad no es difícil entender cómo lo planeó. Solamente imagínate cuánto fue degradada la Palabra que Pablo estaba predicando mediante su aparente acuerdo con las proclamaciones de esta muchacha poseída. Para los locales, ella era una portavoz del dios griego Apolo. Esto lo sabemos porque el texto antiguo no dice que la muchacha estaba poseída por un espíritu de adivinación, sino que tenía “un espíritu, un Pitón”. Como Zodhiates nos dice2:

“Pitón era el nombre griego dado a la serpiente mitológica o dragón que vivió en Pito bajo el monte Parnaso y guardaba el Oráculo Délfico. Luego, el nombre se convirtió en el nombre común de Apolo, el Dios de la adivinación en la mitología griega, y por consiguiente se aplicó a todo espíritu adivinador y oráculo.”

Obviamente a esta muchacha los locales la consideraban alguien por la cual hablaba Apolo. Es por eso que el texto dice que tenía un espíritu, un Pitón. Además, su “Dios altísimo”, y el cual los locales percibían como tal, no era el verdadero Dios, el Padre del Señor Jesucristo3, sino … Zeus. Ahora, es fácil de entender la perversión que le trajo a la predicación de Pablo y lo que el adversario quería a través de ella, no era proclamar sino “PERVERTIR los caminos rectos del Señor”. Afortunadamente, no tuvo éxito en sus propósitos.

Hechos 16:18 dice:
“Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.”

Pablo sabía a través de la operación del discernimiento de espíritus (1 de Corintios 12:7-10) que lo que habló a través de esa muchacha era un espíritu maligno. Es por eso que se dirigió a él tan directamente, sacándolo “en aquel mismo momento”.

iii) El compañerismo en la prisión durante la media noche

Desafortunadamente, la liberación de esa muchacha no puso contentos a todos. Sus amos ganaban mucho dinero del engaño de las obras del diablo y cuando vieron aquello “la esperanza de sus ganancias” se había ido:

Hechos 1:19-24
“Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. Los presentaron ante los magistrados y dijeron: Estos hombres son judíos, y están alborotando a nuestra ciudad, enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar. Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran. Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. Al recibir tal orden, éste los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.”

Después de tal tribulación, muchos de nosotros ya hubiéramos empezado a quejarnos con Dios. Culpándolo de lo que había pasado. Así que, murmurar no es lo que la Palabra nos dice que hagamos en ocasiones similares. En verdad, como 1 de Pedro 4:16 dice:

1 de Pedro 4:16
“Pero si alguien sufre por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo.”

Y eso fue exactamente lo que Pablo y Silas hicieron:

Hechos 16:25
“A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.”

Aparte del hecho de que aquellos dos hombre fuertemente torturados, estaban cantando y orando a Dios, observa también que todos los prisioneros los estaban escuchando. La palabra “escuchando” en este pasaje, es la traducción del verbo griego “epakroomai” que no significa simplemente “escuchar”, sino “escuchaban PONIENDO PARTICUALR ATENCIÓN A LO QUE DECÍAN4”. Mira lo que sucedió después:

Hechos 16:26
“De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.”

Para entender la importancia del evento anterior vamos a ponernos por un minuto en la posición de uno de los prisioneros. Entonces, vamos a suponer que estas en la cárcel escuchando con particular atención a dos hombres que fueron torturados duramente que glorifican a Dios y de repente la tierra tiembla y… se sueltan tus cadenas y se abren TODAS las puertas de la prisión. ¿A caso no te acordarías de ese fenómeno toda tu vida? ¿No sería suficiente para que llamaras al Dios de Pablo y Silas? Yo creo que sí. De hecho, vamos a ver la reacción inmediata de uno de los hombres que estaban ahí:

Hechos 16:27-30
“El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó: ¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí! El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. Luego los sacó y les preguntó: Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?”

¿Cómo estaba este hombre seguro de que Pablo y Silas podían darle la respuesta correcta a una pregunta tan crítica? La respuesta es porque los escuchó alabando a Dios y vio cómo Dios respondió a través del terremoto y lo demás. Por lo cual, estaba convencido de que aquellos dos verdaderamente representaban a Dios. Es por eso que les hizo la pregunta tan directamente. Vamos a ver lo que Pablo y Silas respondieron:

Hechos 16:31
“Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.”

De verdad, no sé cuánta gente hoy en día sería tan directa sobre la salvación así como Pablo y Silas lo fueron. “CREE EN EL SEÑOR JESUCRISTO Y TU Y TU CASA SERÁN SALVOS”. Eso es verdaderamente. Crees y eres salvo. No crees, no eres salvo. Como en Romanos 10:9 dice:

Romanos 10:9
“que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”

¡Así de simple! Regresando al registro del carcelero, después de que Pablo y Silas le dieron la respuesta que necesitaba, siguieron enseñándole:

Hechos 16:32-33
“Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia.”

Nota la hora en que todo sucedió. Pasó DESPUÉS de la media noche, porque ya era media noche cuando Pablo y Silas estaban cantando y orando a Dios (verso 25). Por lo cual, después de la media noche, Pablo, Silas, el carcelero y su casa tuvieron un compañerismo maravilloso en el cual ¡muchas almas fueron salvas y se regocijaron en el Señor! ¿Quién pudo haberse imaginado que eso sucedería? Y aquí lo vemos en la Escritura. Sin embargo, ¿hubiera ocurrido si Pablo y Silas, en lugar de glorificar a Dios, hubieran murmurado? NO. Glorificaron a Dios en sus problemas, enseñando la Palabra de Dios a los prisioneros a través de alabanzas y oraciones. Dios respaldó su Palabra con una gran señal que ciertamente tuvo un impacto tremendo en todos. De hecho, el carcelero con toda su familia, ¡creyeron aquella misma noche y tuvieron compañerismo con Pablo y Silas después de la media noche! En verdad, ¡qué bendición es leer tales eventos! Y ¡qué bendición y que “curativo”! fue para Pablo y Silas también, después de haber sido torturados. Sin embargo, la bendición no paró ahí. Al siguiente día:

Hechos 16:35-40
“Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: Suelta a esos hombres. El carcelero, entonces, le informó a Pablo: Los magistrados han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz. Pero Pablo respondió a los guardias: —¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida. Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Éstos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad. Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.”

Al final de día, fueron los magistrados los que resultaron humillados y no Pablo y Silas. De hecho, les SUPLICARON que se fueran de la ciudad. Sin embargo, de algún modo ya habían establecido ahí una iglesia. Esa iglesia nunca se hubiera creado, así como muchas iglesias en Grecia, si Pablo y su compañía no hubieran obedecido la voluntad de Dios de ir a Macedonia, y hubieran actuado de acuerdo a sus propios deseos. No obstante, el hecho de que obedecieron la voluntad de Dios, no significó que no iban a sufrir persecución. Aún así, Dios convirtió la persecución en bien y a través de eso muchas almas se salvaron, incrementando la iglesia en aquel lugar y dando gran liberación y ánimo a Su pueblo.

Anastasios Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960

 



Notas al pie

1. Ver Lucas 10:2

2. Ver Spiros Zodhiates, “The complete Word study dictionary” AMG publishers, 1992, p.1253

3. Hasta entonces nadie había hablado a los locales de Él.

4. Ver: Dimitrakos: “Lexicon of all the Greek language” p. 2688 (en griego)