Verdades Bíblicas
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Hebreos 12:22-25 “si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba”

Ahora vamos a la epístola a los Hebreos, donde se encuentran muchas advertencias. Vamos a empezar en Hebreos 12:22-25. Ahí leemos:

“sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.”

La epístola a los Hebreos, así como cada una de las otras epístolas, está dirigida a los creyentes. Por eso, cuando se usa la palabra “ustedes” solo se puede referir a los creyentes. Y como quiera la siguiente frase solo puede aplicar a los creyentes: “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo”. Ningún incrédulo ha venido o irá a la ciudad del Dios vivo, a menos de que por supuesto se haga creyente. El autor se refiere claramente a los creyentes. Entonces, tomando el ejemplo de los israelitas y cómo perecieron, advierte a su audiencia diciéndoles: “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos” De nuevo vemos dos cosas muy evidentes en esta advertencia:

i) un creyente, quien ha venido a la ciudad del Dios vivo, puede volverse, puede desechar a Dios.

ii) Si lo hace, entonces la fe que alguna vez tuvo – pero que ya no tiene - no lo va a salvar, hacerlo escapar.

También el ejemplo dado dice: todos los israelitas empezaron de acuerdo por la tierra prometida. Pero en el camino, casi todos, se volvieron, rechazando a Dios y Su plan. ¿Les permitió Dios entrar a la tierra prometida por la cual habían comenzado a andar y a la cual Dios los había originalmente llamado a entrar? No. Aquellos que lo desecharon murieron en el desierto. Esto no es una analogía que yo les doy, sino una analogía que da la Palabra de Dios concerniente a aquellos que en el camino deciden darle la espalda a Dios. Como los israelitas, los que se volvieron no entraron en la tierra prometida, así también nosotros hemos sido llamados a la vida eterna, no escaparemos, no entraremos en el reino prometido, si en el camino decidimos darle la espalda a Dios.

 

Autor: Anastasios Kioulachoglou

 

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