Parte del libro: "Las advertencias del Nuevo Testamento".
Hablar en lenguas (para aquellos que lo hacen)
Este argumento va así: “He hablado en lenguas. Esto prueba que tengo al Espíritu Santo en mi y prueba que soy salvo. Si vivo en pecado y aun así hablo en lenguas, entonces esto prueba que a pesar de la vida que vivo y lo que practico voy a alcanzar el Reino”.
Mi comentario: La Biblia no dice en ningún lado que cualquiera que hable en lenguas o incluso haga milagros automáticamente entrará en el Reino. Más bien, dice que aquellos que hagan la voluntad de Dios, aquellos que mantengan la fe hasta el final, entrarán. Como el Señor dice:
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
El Señor no habla en Su lista de los que hablan en lenguas. No estaba disponible cuando estaba hablando lo anterior. Eso se puso a disposición a partir de Pentecostés. Sin embargo menciona profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros en Su nombre. Todas estas son manifestaciones del Espíritu, exactamente igual como hablar en lenguas lo es (1 Corintios 12:1-12). Como Él dijo: “aquellos que se glorificaron en el profetizar en Su nombre, o en los milagros que hicieron o por echar fuera demonios, aún así esos hacedores de maldad no entrarán en el Reino. Por lo cual, si alguien vive en pecado no debe glorificarse a sí mismo por hablar en lenguas.” El Señor nos advirtió que esos argumentos no serán suficientes cuando estemos ante Él aquel día. Más bien, deberíamos de arrepentirnos y en vez de hacer maldad perseverar con paciencia en la práctica de la voluntad de Dios.
Tal vez hay otros pasajes usados por aquellos que creen que uno es salvo una vez y para siempre a partir del momento que cree e independientemente de lo que suceda a su fe después de eso. Pero la explicación es más o menos la misma que la que acabamos de dar: no es un promesa hecha para aquellos que ahora en el presente son creyentes sino que se ignora el contexto del pasaje.
Autor: Anastasios Kioulachoglou
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