“Extranjeros y peregrinos en el mundo” o lo que hace que la Palabra de Dios sea infructuosa y cómo evitarlo
1. Nuestro estado en este mundo y nuestro hogar real
Encontramos la frase que usamos como título para este artículo en 1 de Pedro 2:12:
1 Pedro 2:12
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”
La Palabra de Dios nos dice que somos extranjeros y peregrinos en este mundo. Esto significa que este mundo NO es nuestro hogar. No pertenecemos aquí. Para entender mejor esto vamos a usar un ejemplo: digamos que abordas un avión y aterrizas en un país extranjero para ti y se supone que te tienes que quedar ahí. Eres un extranjero en ese país. No entiendes el idioma de la gente. No puedes leer el periódico. Prendes el televisor pero pronto lo apagas porque te das cuenta que no entiendes nada. Todo es ajeno para ti. Eres un extranjero y peregrino en aquel país. Y eso es lo que la Palabra de Dios nos dice que somos en este mundo. Si sin embargo, usando el mismo ejemplo, empiezas a usar el idioma de la gente, a escuchar sus noticias, a ver sus programas de TV, a hablar de lo que ellos hablan y a hacer lo que ellos hacen, dejas de ser extranjero y peregrino, y te integras en dicho país, te haces parte de él. Para nosotros como cristianos es lo mismo. La Palabra de Dios nos dice que somos extranjeros y peregrinos en este mundo. No deberíamos de conformarnos a este mundo, compartir sus intereses, comportarnos como el mundo se comporta, ver lo que el mundo ve, tener la misma visión e intereses que el mundo tiene. Somos extranjeros y peregrinos aquí y no deberíamos de integrarnos o conformarnos a este mundo (Romanos 12:2) esto es, ser formados junto con el mundo (eso es lo que “conformados” significa). Venimos de otro mundo, otro hogar. ¿Dónde está ese hogar? Aquí presentamos un par de pasajes que lo responden:
Filipenses 3:20
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”
Y Colosenses 1:12-13
“el [Dios] cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado
al reino de su amado Hijo”
Somos ciudadanos del cielo, hermanos y hermanas. Ahí, y no en este mundo, es nuestro hogar. Sin lugar a duda, una vez que somos ciudadanos de este mundo y su reino, el reino de las tinieblas. Pero ya no. Fuimos liberados de ese reino y ahora somos ciudadanos del Reino del Hijo de Dios y por lo cual a su vez somos extranjeros y peregrinos en este mundo.
2. El problema
Es triste, pero mucho de nosotros parece que no nos consideramos así. Muchos de nosotros estamos tan invertidos en el mundo e interesados en lo que sucede en el mundo, que la frase “extranjeros y peregrines” parece ser… extraña para nosotros. No digo esto para condenar a nadie sino para establecer lo que veo como un hecho. Como la Palabra de Dios dice en Romanos 8:6
Romanos 8:6
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”
Siguiendo la vida de Cristo y Su paz. Si eres cristiano, aun no tienes la vida y paz que acompaña el seguir a Cristo, si te sientes vacío y desanimado, es porque te estás enfocando en el lugar equivocado. Crees que sigues a Cristo pero a lo mejor lo haces pero no es tu primera prioridad. Otras cosas han venido a tu camino y tienen implícita o explícitamente la misma o una prioridad más alta para ti. De nuevo, no me malentiendas. No te estoy criticando. Solo establezco lo que me parece que es el caso de muchos cristianos. Necesitamos conocer el problema y su causa para que podamos aplicar la solución respectiva. Ignorar el problema y pensar que “todo está bien, puesto que hago lo que otros hacen (esto es, nos dejamos llevar)” no hará que el problema desaparezca. También, déjame establecer claramente que Dios ama a Sus hijos independientemente de su desarrollo. Digo esto porque muchos cristianos que se encuentran decaídos y vacíos piensan que Dios tal vez está enojado con ellos porque no “hacen bien las cosas”. El amor de Dios para ti, hermano y hermana, no depende de cómo te desarrolles. Dios te ama no importa qué y eso NUNCA va a cambiar. Nunca podemos ser lo suficientemente buenos para ganarnos la aprobación de Dios. Lo único que le podemos presentar a Dios es la sangre de Su Hijo que fue derramada por nosotros y la cual nos hace justos delante de Él. Somos salvos mediante la fe y es por fe en el Señor Jesucristo y Su resurrección lo que nos convierte en hijos de Dios. Eso nunca va a cambiar. Por otro lado, no significa que no haya problema. Significa que la razón por la que estamos arreglando este problema no es para ganarnos el amor de Dios. El amor de Dios para ti es dado e inquebrantable. Más bien, arreglemos el problema para que podamos volvernos una vez más llenos de vida, poder y fruto, como Dios desea para nosotros.
3. Las razones del problema
Volviendo a la Palabra de Dios, ésta describe muy claramente ciertas cosas que hacen al corazón decaído y pesado y a la semilla de la Palabra estéril, infructuosa, esto es, aunque la semilla está ahí, no lleva el fruto que se supone que tiene que dar. Aquí lo que el Señor Jesús dijo en Lucas 21:34
Lucas 21:34
“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez
y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.”
Hay ciertas cosas que hacen que nuestro corazón se decaiga, cosas que lo ponen pesado y desmotivado, duro, indiferente, frío. Y aunque muchos de nosotros puede que no tengamos un problema con “glotonería y embriaguez” (como quiera eso está condenado como pecados obvios por la mayoría de los cristianos y muchas veces por los no cristianos también) ¿y qué sobre los “afanes de la vida”? Lo que el Señor nos está diciendo aquí es que los afanes de la vida diaria, los afanes de “hacerla”, “sobrevivir” en esta vida pueden hacer que nuestro corazón se ponga pesado y duro, si estás preocupado por eso; si todo tu esfuerzo es el “hacerla” hoy; si estás muy ocupado con esta vida y sus afanes.
Además, el Señor dijo en la parábola del sembrador en cuanto a la tercera categoría de gente que escucha la Palabra de Dios:
Marcos 4:18-19
“Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra,
pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”
Como el Señor pone en claro: preocupación por los afanes de este mundo, los afanes de la vida, más el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas son enemigos de la semilla de la Palabra, tanto que si toman lugar en nuestro corazón van a ahogar la semilla de la Palabra y la harán infructuosa. En otras palabras, los afanes de esta vida, las riquezas y los deseos de otras cosas NO PUEDEN coexistir en nuestro corazón con la Palabra de Dios. Una de las dos se tiene que ir. Una o la otra. No ambas. Eso también aplica en lo que el Señor dice en cuanto al dinero:
Mateo 6:24
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
No puedes servir a dos amos al mismo tiempo. Si quieres seguir a Dios, si quieres vida y paz, si quieres que la semilla de la Palabra de Dios crezca y de fruto entonces tienes que dejar de preocuparte por los afanes, por el dinero y otras cosas porque la Palabra no puede crecer junto a estas cosas. NO puedes ser un extranjero y peregrino en este mundo y al mismo tiempo ser parte del sistema del mundo. ¡No es posible! Si de algún modo crees que puedes manejar las dos cosas, entonces te estás engañando a ti mismo. Puede que digas: “Oh hermano, es que tu no entiendes mi situación”. ¡Sí la entiendo! Yo también tengo un trabajo y una familia con 3 hijos pequeños. Y lo que escribo es experiencia propia. No es solo conocimiento. No puedo trabajar diariamente 12 horas y esperar crecer con 10 minutos de devocional en la mañana y con el sermón del domingo. Simplemente no va a pasar. No solamente necesitamos pasar tiempo de calidad con el Señor (y vamos a llamarlo por su nombre, no puedes tener 10 minutos de tiempo de “calidad” con el Señor cuando las 16-18 horas restantes que estas despierto tu mente esta constantemente ocupada con otras cosas). También necesitamos cantidad de tiempo. Necesitamos alimentarnos con enseñanzas de la Palabra de Dios. Necesitamos reenfocar nuestros intereses del mundo a la Palabra. Entonces el crecimiento vendrá así como viene a un bebé recién nacido cuando toma su leche. Como la Palabra dice:
1 Pedro 2:2
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”
Si no tomas la leche de la Palabra sino que te alimentas tu mismo con la basura del mundo, no te asombres de que no crezcas y de que te sientas débil y decaído. Solo la Palabra de Dios puede traer incremento.
4. La solución
Ahora, la buena noticia es que todo esto puede cambiar y puedes comenzar a crecer y dar fruto de nuevo. Todo lo que se necesita es que dejes de preocuparte por los afanes, dinero y deseos de otras cosas y te enfoques en Dios y Su Palabra. De hecho, me parece que es al revés: mientras hagas más espacio para Dios y Su Palabra irás perdiendo el interés en el dinero, los deseos mundanos, ambiciones y afanes. Ese interés se desvanecerá cuando empieces a beber la leche de la Palabra y te enfoques en Dios como tu primera y más importante prioridad. Y cuando lo hagas, el crecimiento, vida y paz volverán de nuevo. Tienes que satisfacerte de nuevo en la Palabra y la enseñanza. “Desear la leche de la Palabra” en lugar de “los deseos de otras cosas”. Ahora, para poder hacerlo puede que necesites hacer algunos ajustes. Por ejemplo, puede que necesites desacelerar un poco en el trabajo y poner límites. Ahora, déjame aclarar: No estoy diciendo que el trabajo sea malo. De lo contrario, como la Palabra dice: “si alguno no trabaja, que tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). Trabajar con el objetivo de ganarte el pan no es problema alguno. De hecho es algo muy bendecido. Lo que sin embargo me parece que es el problema – aparte de no trabajar – es “sobre trabajar” y con esto quiero decir trabajar más allá de lo que necesitas, ganarte tu pan, a tal punto que aparte del trabajo no hay espacio para nada más en tu vida, esto es, el trabajo es una bendición pero ser “trabajólico” es un problema. Puede que necesites administrar mejor tu tiempo, quitando tiempo que tenías dedicado a ver TV o a navegar en sitios mundanos o sobre satisfacerte con hobbies. Si vas al trabajo, necesitas encontrar buenas enseñanzas de la Palabra (y no enseñanzas religiosas que sirven para ser “cristiano”, sino que solo son religiosas, carentes de vida) y las escuchas. Necesitas cambiar de nuevo, lo que estoy diciendo es algo por lo que yo he pasado. No es solo conocimiento intelectual. Los últimos 2 años estuve tan ocupado que todo mi tiempo para Dios eran 10 minutos de “devocional” en la mañana entre otras cosas. Cuando alguien me preguntaba ¿cómo estás? Decía: “ocupado”. Normalmente la otra parte me contestaba lo mismo. Hermano y hermana, eso no es bueno. Estar ocupado con afanes y otras cosas no es bueno. No era de sorprenderse que después de que mi contrato finalizara me sintiera tan seco. Luego me tomé un par de meses libres antes de comenzar a buscar un nuevo empleo. Durante este tiempo descubrí el sitio de Andrew Wommack que les mencioné arriba y estaba tan contento de que tenía muchas enseñanzas de la Palabra de Dios y que además todo el material era gratis (como debería de ser en un sitio cristiano). Muchas de las cosas que se enseñan ahí ya las sabía pero debido a las muchas “ocupaciones” se me habían desvanecido. Me “clavé” en la Palabra. Eso verdaderamente cambió mi vida. La sequedad se fue y a cambio vino vida, paz y poder. Mientras tanto, Dios sobrenaturalmente dispuso un trabajo para mí a 60 millas de donde vivo. Lo tomé en fe porque dijo que ese trabajo era para mí. Me preguntaba sin embargo, sobre el tiempo de traslado ya que necesitaría 4 horas cada día para ir y venir (mi trabajo anterior estaba a una milla de mi casa y me iba a pie). Pero, ¿qué crees?: el momento más grandioso del día es el tiempo de traslado. Abordo trenes medio llenos, saco mi “laptop” y trabajo en artículos como este o en mi sitio web en general y al mismo tiempo sigo satisfaciéndome con la leche de la Palabra a través de la lectura y al escuchar las enseñanzas de la Palabra. Al satisfacerme en la Palabra cualquier deseo de otras cosas que se comían el poquito tiempo libre que tenía antes, también se fueron. Verdaderamente soy un hombre nuevo al de hace un año y eso es solamente debido a Dios y Su Palabra. Tal cambio también quiero ver en ti y es por eso que escribo este artículo.
Volviendo a nuestro tema, una semilla de la palabra que es estéril, un cristiano infructuoso es exactamente lo opuesto al deseo declarado del Señor. Como Él dice:
Juan 15:16
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. ”
Somos escogidos para llevar fruto. Esto no sucederá si permitimos que la semilla de la Palabra se ahogue por las espinas de las riquezas, los deseos de otras cosas y las afanes de esta vida. El Señor trató con el tema de los afanes y las riquezas en más pasajes de los que hasta ahora hemos visto. Aquí les presento un pasaje revelador:
Lucas 12:15-31
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. ”
No te preocupes por tu vida, por lo que habrás de comer o lo que habrás de vestir. Dios se encargará de ti, hermano y hermana. No necesitas preocuparte por tales cosas ni necesitas preocuparte por las riquezas y demás. La gente del mundo se preocupa por eso. Su atención es cómo “hacerla” hoy y una vez que eso suceda es cómo hacerse rico y como adquirir más cosas. Pero no somos iguales. Pertenecemos a un reino diferente. Tenemos a nuestro maravilloso Dios y Padre que cuida de nosotros. Para nosotros, la prioridad más importante no es la de cómo “hacerla” en este mundo, cómo sobrevivir, cómo hacerse rico o cómo obtener la casa o el carro más lujoso. Más bien, nuestra prioridad más importante es, y debe ser, Dios y Su Reino. “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las cosas te serán añadidas” dice la Palabra. Si sin embargo, en lugar de estar preocupados con la Palabra nos preocupamos con las cosas del mundo, las riquezas y deseos de otras cosas, y darle a Dios migajas (5 minutos de devocional, ir el domingo a la iglesia más un par de dólares para calmar tu conciencia) entonces la semilla que alguna vez estuvo sembrada en tu corazón se va a secar y junto con ella tu también te secarás. Y eso no debería de pasar.
Como ya dijimos, el mismo efecto que tiene el afanarse por esta vida también lo tiene el engaño de las riquezas y el deseo de otras cosas. De verdad no entiendo porqué tantos van detrás de las riquezas llamándolo “prosperidad” cuando la Palabra dice:
1 Timoteo 6:7-10
“porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
Hermano y hermana: ¿tienes alimento y vestido? Si sí, ¡date por satisfecho! ¡No necesitas nada más! Pero si deseas ser rico, si codicias otras cosas, entonces te estás dirigiendo a una trampa. No necesitas acumular riquezas. No perteneces a este lugar y no te vas a llevar nada contigo. Solo necesitas tus necesidades cubiertas y no necesitas preocuparte por eso. Dios te ha dado la promesa: busca primeramente el reino de Dios y Su justicia y todo lo demás te será añadido.
5. Conclusión
Para resumir: somos extranjeros y peregrines en este mundo. Este mundo no es nuestro hogar, como dice un himno. Somos ciudadanos del cielo, llamados por Dios para ir y llevar fruto. La Palabra de Dios que ha sido sembrada en nuestros corazones tiene un enemigo mortal que la puede ahogar. Se llama “afanes de esta vida, engaño de las riquezas y los deseos de otras cosas”. Muchos de nosotros nos preocupamos por estas cosas y a pesar de la sequedad y la debilidad que vemos como resultado no le atribuimos el tema a nuestra preocupación con las cosas equivocadas. Tampoco la iglesia parece condenarlas explícitamente (especialmente la carga con los afanes). Así que mucho de nosotros, cristianos que llenamos las iglesias los domingos más bien estamos débiles y secos ya que el problema no se revela abiertamente y no se le da una solución. Pero esto no tiene porqué permanecer así. La vida cristiana significa paz y vida. Por favor, recuerda el gozo, la paz, la vida que tenías cuando creíste por primera vez en Cristo. ¡Se supone que así debes de ser para siempre! Y si ya no está ahí, puede regresar de nuevo. Todo lo que necesitas hacer es cambiar las prioridades y buscar a Dios como tu primera y más importante prioridad. Dios y Su gozo no han cambiado. Tú has cambiado y es por eso que el gozo ha desaparecido. Dios no es variable. Nosotros somos variables. Necesitas alimentarte con la Palabra, diariamente, en dosis grandes, invirtiéndote en ella en lugar de invertirte en afanes, riquezas y deseos de otras cosas. Luego vendrá el cambio y será muy rápido. Ahora, para concluir este artículo, vayamos a Hebreos 11:13. Ahí dice la Palabra, después de hablar de algunos santos del Antiguo Testamento:
Hebreos 11:13
“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.”
Nosotros, como ellos, somos extranjeros y peregrinos en la tierra. Para nosotros, así como para ellos, hay una patria diferente al país de nuestro pasaporte. Hay una mansión construida para nosotros en el cielo. Produzcamos tanto fruto como sea posible en nuestra vida, porque el tiempo es corto (nuestra vida – digamos 70, 80 o 90 años- pasa muy rápido. Si pasas de los 40 posiblemente entenderás mejor a lo que me refiero). Dejemos que el final de nuestra vida nos encuentre como Pablo dice:
2 Timoteo 4:7
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
Y Juan 14:2-3
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960