Verdades Bíblicas

“Busca primero…” (PDF) Edición en PDF

“Busca primero…”

Encontramos estas palabras habladas por el Señor Jesucristo en Mateo 6:33 que dice:

Mateo 6:33
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

De acuerdo a Jesucristo, lo primero que debemos de buscar, la prioridad Nr. 1 que debemos tener, es el reino de Dios y Su justicia. Esto a su vez, no se refiere simplemente a una búsqueda externa. Nada puede manifestarse externamente y ser genuino, si primero no ha sido establecido internamente. Por sobre todas las cosas primero el corazón es el que tiene que buscar al Señor y Su reino.

1. Mateo 6:19-20

Para empezar, vamos a Mateo 6:19-20 donde Jesús dice:

Mateo 6:19-20
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”

Aunque hay tesoros terrenales. Los verdaderos tesoros están en el cielo. Esos son, los verdaderos tesoros, los que Jesucristo nos exhorta a juntar. ¿Cuál es el beneficio si alguien es muy rico en la tierra, pero es muy pobre en el cielo? Como Jesucristo dijo al ángel de la iglesia de Laodicea en Apocalipsis 3:

Apocalipsis 3:17-18
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”

El Señor Jesucristo es el que tiene el verdadero oro, exhortándonos a que vayamos y lo compremos de Él. ¿Aceptaremos Su llamado de riquezas celestiales, del oro refinado, o perseguiremos las riquezas perecederas de este mundo? Como primera de Timoteo 6:6-9 dice:

1 Timoteo 6:6-9
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;”

Y Hebreos 13:5-6
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.”

La gran ganancia es la piedad. La riqueza genuina es la celestial. El verdaderamente rico es aquel que ha comprado oro del Señor Jesucristo. Por lo cual, compremos de Él el oro refinado y volvámonos verdaderamente ricos, y no dejemos que el engaño de las riquezas y los afanes de este mundo hagan que la Palabra de Dios en nuestros corazones sea infructuosa (Lucas 8:14).

2. Mateo 6:21

Continuando, Jesucristo pone muy en claro porqué tiene tanta importancia lo que uno considere como verdaderos tesoros. Así que el verso 21 dice:

Mateo 6:21
“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

Donde está vuestro tesoro ahí está vuestro corazón también. En otras palabras, es imposible tener a nuestros corazones adjuntos a lo terrenal y al mismo tiempo atesorar tesoros en el cielo. Los verdaderos tesoros en los cielos están almacenados solamente por aquellos que tienen sus corazones en el cielo. Como Pablo dice:

Colosenses 3:2
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

Y como el Señor continúa: Mateo 6:24
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Es imposible servir a Dios y al mundo. Porque uno es el opuesto del otro. Como Santiago característicamente dice:

Santiago 4:4
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”

Entre más uno desee al mundo, más la llama de Dios se apagará en él. Por supuesto, no estamos hablando de nuestra presencia física en el mundo, porque todos vivimos en el mundo y el Señor nos ha puesto para que seamos testimonios vivos en él. De lo que hablamos, es de la mezcla de las prácticas y el espíritu del mundo. Es imposible servir a ese espíritu y al Espíritu Santo.

Como el Señor continúa:

Mateo 6:25
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

La frase “Por tanto os digo”, liga lo que Jesús dice en este pasaje con lo que dijo anteriormente, es decir, que no podemos servir a dos amos. En otras palabras, “por tanto” es decir porque no podemos servir a dos amos, no debemos afanarnos por nuestra vida. De otro modo, serviremos al maestro equivocado. NO TE AFANES POR TU VIDA, y eso incluye cualquier afán que uno pueda tener: familia, hijos, finanzas, carrera, salud y generalmente cualquier afán de esta vida, pequeño o grande, diario o solo de un momento, los que se incluyen en esta categoría. Por supuesto, el hecho de que no nos debemos de afanar por nuestra vida, no significa que la vida no tenga afanes. Sin embargo es que no nos afanemos por ellos. Como 1 de Pedro 5:6-7 dice:

1 Pedro 5:6-7
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Dios es el que cuida de nosotros, y aquel al cual debemos echar todos nuestros afanes. No es solo una exhortación. Regresando a “por tanto os digo” del Señor, nos enseña que el servicio al único y verdadero Dios va de la mano con el depositar nuestras cargas. O por decirlo de otro modo, uno puede servir al Señor a tal grado que ha depositado sus afanes en Él.

En cuanto al tema de los afanes y las consecuencias que pueden traer al no depositarlos en el Señor, Jesús advierte:

Lucas 21:34
“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”

Y de nuevo en Lucas 8:14
“La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”

Y 2 Timoteo 2:3-4
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”

El resultado que trae el que un hombre de Dios se quede con sus afanes es la infructuosidad. No hay duda de que los afanes son reales. La pregunta es ¿qué hacemos realmente con ellos? ¿Los mantenemos en nosotros, cargando nuestros corazones, haciéndolo pesado y torpe y de ese modo inapropiado para el fruto o los depositamos en Dios que, como nos dice, CUIDA DE NOSOTROS? Hasta donde a la Palabra de Dios concierne, una vez más está muy claro:

Filipenses 4:6-7
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. ”

3. Mateo 6:31-32

Ahora, pasando a Mateo 6 y a las palabras de nuestro Señor:

Mateo 6:31-32
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.”

Puede ser razonable el afanarse, así como también es razonable amar solamente a aquellos que te aman, resistir al diablo al defenderte a ti mismo y demás. Lo que para el mundo es razonable NO ES CRISTIANO. El hecho de que caminemos con razón no significa necesariamente que caminemos en el Espíritu de la Palabra. De lo contrario, yo diría que puede que estemos caminando en el espíritu del mundo, el espíritu del árbol del conocimiento del bien y del mal y es precisamente a ese espíritu al que el Señor nos dice que no debemos unirnos:

2 Corintios 6:14-18
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.”

El yugo del cual habla la Palabra de Dios en este pasaje, no es uno físico sino uno espiritual. El Señor ama a cada hombre de este mundo y por cada uno dio a Su Hijo Jesucristo, para que “el que en ÉL crea no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Es por eso que Él también nos pone en este mundo para que seamos luz (Mateo 5:14). Por lo tanto, no es con la gente misma con quien el Señor tiene algún problema, sino con el “sistema del mundo y el espíritu, el gobernador de este mundo. La frase “no os unáis a yugo desigual con los incrédulos” no significa por ejemplo el dejar nuestros trabajaos y estar físicamente aislados. Más bien, lo que significa es el abandonar las mezclas, la unión con el espíritu del mundo. Estamos unidos con los incrédulos cuando nos sometemos al espíritu al que ellos están sometidos. Es por eso que Romanos nos dice:

Romanos 12:1-2
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Hay confrontación pero también hay transformación. En cualquier momento, cada uno de nosotros hace una de las dos: ya sea nos conformamos con el mundo o nos transformamos con la renovación de la mente. Ya sea que vivamos para nosotros mismos o presentamos nuestro cuerpo como un sacrificio vivo para el Señor.

Regresando a Mateo 6 y al verso donde empezamos:

Mateo 6:31-34
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”

La existencia de afanes es indiscutible. Sin embargo, no nos conformemos con el espíritu de este mundo, preocupándonos por ellos, porque Dios nos dice que ÉL sabe lo que necesitamos. Más bien, “transformémonos mediante la renovación de la mente”, volviendo nuestro corazón a Dios y a Su reino y justicia. Él es nuestra prioridad No. 1 y Aquél que cubrirá más que abundantemente todo lo que necesitamos. Solo su tesoro es el genuino, que nunca perece sino que está guardado para nosotros en el cielo.

Anastasios Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960