Verdades Bíblicas

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¡Qué Día!

En nuestra sociedad, es usual tener varios aniversarios, los cuales por una razón u otra consideramos importantes. Por ejemplo, consideramos especial el último día de la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo podría ser también para el día en que inició esta guerra. También, en nuestra vida personal días tales como nuestro cumpleaños, nuestro aniversario de bodas, etc., los marcamos normalmente como días especiales. Sin embargo, aunque hay muchos aniversarios, un estudio cuidadoso demuestra que la mayoría (si no es que todos) de los eventos que son conmemorados: I)afectan a un grupo específico de personas (algunos amigos (cumpleaños), un país (aniversarios nacionales), o a un grupo de países ( por ejemplo, el fin de la Segunda Guerra Mundial)), II) afecta a diferentes personas, de distintas maneras y en muchos casos los efectos son más bien indirectos y III) mientras pasa el tiempo, los efectos de dicho evento se hacen cada vez más débiles. En serio, algunos eventos que fueron muy significativos hacen algunas décadas hoy en día ya no lo son.

A diferencia de todos estos eventos, ahora vamos a ver uno, que aunque pasó hace más de 2000 años, afecta a TODA la gente del mundo en el MISMO grado, y esos efectos no han decaído ni decaerán a pesar del tiempo. De verdad, esos efectos son tan tremendos hoy así como lo fueron hace más de 2000 años. Este evento no es otro más que la resurrección de Jesucristo. La resurrección es sin duda no solo un evento histórico. Como veremos más delate, sus efectos están TAN VIVOS hoy como en aquél tiempo.

1. Resurrección: los hechos

Para ver al testigo de la Palabra de Dios en cuanto a la resurrección, vayamos al evangelio de Marcos, que dice:

Marcos 16:1-6
“Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; HA RESUCITADO, NO ESTÁ AQUÍ; mirad el lugar en donde le pusieron.”

Fueron a ungirle con aceites y especies. Ellas esperaban encontrarlo en la misma posición en la que lo habían sepultado. Se preguntaban sobre la piedra. Sin embargo, Dios las libró de todo eso: El (Dios) levantó a Jesucristo de la muerte. Las mujeres encontraron al ángel, que les dijo lo que había pasado: “HA RESUCITADO, NO ESTÁ AQUÍ;”. Jesucristo fue levantado de la muerte. Todos los otros que murieron vieron corrupción. Sin embargo, Jesucristo no vio corrupción. Fue levantado de la muerte y vive para siempre. Hechos 13 dice:

Hechos 13:34-37
“en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. MAS AQUEL A QUIEN DIOS LEVANTÓ, NO VIO CORRUPCIÓN.”

Todos los demás, excepto Jesucristo, han visto corrupción. Todos aquellos famosos que han vivido a través de los siglos vieron corrupción. Todos los fundadores de las diferentes religiones están muertos. Vieron corrupción. Sin embargo, esto no le pasó a Jesucristo. Esta es una de las razones que hace al Cristianismo diferente. Su líder está vivo HOY y SEGUIRÁ VIVO POR SIEMPRE.

2. Resurrección: el testigo ocular

Aunque vimos el testigo de la Palabra de Dios en cuanto a la resurrección, también hay muchos testigos oculares de este magno evento. 1 de Corintios 15 cuenta a los que vieron a Jesucristo resucitado.

1 de Corintios 15:3-8
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas [es otro nombre de Pedro, ver Juan 1:42], y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

He enfatizado a aquellos que vieron a Jesucristo resucitado. Aún si nadie lo ha visto, el testigo que da Dios en Su Palabra sería suficiente para creerlo. Uno no cree algo debido a alguien más, o porque se le haya visto, sino porque la Palabra de Dios lo dice. Sin embargo, en el caso de la resurrección, la Palabra de Dios hace referencia a cientos de testigos oculares. También, observa los registros del evangelio que demuestran que los discípulos tocaron a Jesucristo en su cuerpo resucitado y “comieron y bebieron” (Hechos 10:41) con Él. Como dice en Hechos: Jesucristo “se presentó vivo con MUCHAS PRUEBAS INFALIBLES, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.” (Hechos 1:3). Durante cuarenta días Jesucristo se presentó vivo a muchos (no solo a uno o dos, sino a muchos) esas son pruebas infalibles.

En una corte, al testigo que se le da importancia crucial es al testigo ocular. Hay varios cientos que vieron a Jesucristo en su cuerpo resucitado. ELLOS son los testigos oculares de Su resurrección. Hoy en día, dos testigos oculares serían suficientes para establecer un hecho, aquí hay cientos de testigos oculares, y aun así, tenemos gente que no lo cree después de 2000 años y que todavía dice: “Por favor! Yo te voy a decir lo que pasó ese día”. ¿Cómo saben? ¿Estuvieron ahí? Lo dudo. Yo prefiero el testigo que da Dios en su Palabra, que de verdad sabe que pasó.

3. Los efectos de la resurrección

Habiendo visto lo que dice la Palabra de Dios acerca de la resurrección de Jesucristo, vamos a continuar examinando cuáles son las consecuencias: las repercusiones de la resurrección. Como dijimos anteriormente, a diferencia de otros ejemplos, cuya importancia ha disminuido a través del tiempo, la resurrección de Jesucristo hoy en día tiene los mismos efectos tan tremendos en las vidas de las personas así como en el tiempo que sucedió.

3.1. Resurrección: una condición previa a nuestra justificación.

Para ver los resultados de la resurrección vamos a comenzar en Romanos 4:25 que dice:

Romanos 4:25
“el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”

Jesucristo fue entregado por nuestras ofensas y resucitado para nuestra justificación. El hecho de que ahora seas justo ante Dios está basado en que Jesucristo resucitó de entre los muertos. Sin resurrección no hay justificación, así de sencillo. En un articulo anterior vimos que para ser justo se necesita creer en Jesucristo. Sin embargo, esta condición (la de creer en Jesucristo y ser justo) se hizo disponible porque Jesucristo fue resucitado de la muerte.

¡Qué maravilloso es ser justo ante Dios! Y todo esto debido a la resurrección. La resurrección no es solo un hecho histórico, sus consecuencias siguen siendo las mismas hoy así como lo fueron hace más de 2000 años.

3.2. Resurrección: una condición previa para nacer de nuevo.

Habiendo visto que somos justificados por haber creído en Jesucristo y por su resurrección vamos a 1 de Pedro 1:3 que dice:

1 de Pedro 1:3
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos

Dios nos hizo renacer para una esperanza viva. Hoy, cuando alguien cree en Jesucristo nace (renace) de nuevo. Sin embargo, ve cómo ésto se hizo posible “por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. Si Jesucristo no hubiera resucitado de los muertos, entonces no pudiéramos nacer de nuevo. Tal vez puedas entender mejor los efectos tan grandes de la resurrección para millones de personas que creyeron, creen o creerán en Jesucristo, cuando veas el resultadosiguiente: cada uno de ellos es nacido de nuevo, hijo o hija de Dios. Los efectos de la resurrección no terminan aquí.

3.3. Resurrección; una condición previa para que el Espíritu Santo fuera enviado.

Un efecto más de a resurrección lo vemos en Hechos 2. El pasaje se refiere al día de Pentecostés, donde por primera vez el Espíritu Santo fue enviado. Pedro habla a los Israelitas que se encuentran ahí, impresionante por el hecho de que les estaba hablando en lenguas (ver también Hechos 2:1-13).

Hechos 2:22-23, 32-33
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;... A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. ASÍ QUE, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.”

¿Qué vieron y qué oyeron? Vieron y oyeron a los apóstoles manifestando el Espíritu Santo al hablar en lenguas . La prueba de que el Espíritu Santo fue derramado fue que los vieron y oyeron hablar en lenguas. Sin embargo, observa que PRIMERO Jesucristo fue resucitado de los muertos y LUEGO recibieron la promesa del Espíritu Santo, el cual se hizo disponible. Ese “así que” el cual escribo con mayúsculas, nos dice que lo que sigue es una consecuencia de algo previo. El hecho de que el Espíritu Santo se hiciera disponible es porque Jesucristo fue resucitado de entre los muertos. Sin resurrección no podríamos tener ese “así que” y lo que le sigue (el derramamiento del Espíritu Santo). Sin embargo Jesucristo FUE resucitado de la muerte. Ese mismo espíritu que se manifestó el día de Pentecostés ESTÁ hoy disponible para todos aquellos que crean en Él. Además, así como en el caso de los apóstoles, donde el hablar en lenguas era la prueba de que el Espíritu Santo les había sido dado, lo cual sucesivamente pasó debido a la resurrección de Jesucristo, hoy, cuando alguien habla en lenguas o utiliza las otras ocho manifestaciones del Espíritu Santo (ver 1 de Corintios capítulos 12, 13, 14) no es solo una prueba de que el Espíritu Santo mora en él sino prueba también que Jesucristo resucitó de entre los muertos. Porque si no hubiera resucitado de la muerte no hubiera podido hacer disponible hoy al Espíritu Santo y por consecuencia tú ahorita no podrías manifestarlo. Entonces, si alguien necesita una prueba de la resurrección, aquí hay una mas: Las nueve manifestaciones del Espíritu Santo.

3.4 Resurrección: ¡Resucitamos con él!

Para ver otro de los efectos de la resurrección vamos a Efesios 2 que dice:

Efesios 2:4-6
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida JUNTAMENTE CON CRISTO (por gracia sois salvos), y JUNTAMENTE CON ÉL NOS RESUCITÓ, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,”

De acuerdo a este pasaje, cuando Dios resucitó a Jesucristo de la muerte nosotros también resucitamos con él. Cuando Jesucristo fue revivido, nosotros también revivimos con Él. Cuando Jesucristo se sentó en los lugares celestiales, nosotros también nos sentamos con Él, lo anterior no se materializa aún, pero será cuando Jesucristo regrese. Sin embargo, desde el punto de vista de Dios, ésto es algo que se llevó a cabo el día que Él resucitó a Jesucristo. Esto es lo que todo ese “JUNTAMENTE” significa. Si Jesucristo no hubiera resucitado de la muerte nada de ésto hubiera sucedido, PERO Jesucristo FUE resucitado de los muertos y debido a este evento a ti también se te considera haber resucitado juntamente con él, así como también vivo y sentado en los lugares celestiales. Estos son algunos de los efectos tan tremendos de la resurrección.

3.5. Resurrección: ¿Nuestra creencia es en vano? ¡NO!

Para ver otro de los efectos de la resurrección, vamos a 1 de Corintios 15. Como veremos ahí, había falsos maestros en Corinto que enseñaban que no hay resurrección. Así que Dios tuvo que enfrentar esto, ¿Cómo lo hizo? Dio Su Palabra. Así es como la enseñanza incorrecta se enfrenta: con la Palabra de Dios correctamente dividida, esto es con la correcta enseñanza. Vamos a empezar al principio del capítulo:

1 de Corintios 15:1-2
“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.”

Muchos cristianos se han perturbado con lo que este “creísteis en vano” significa. Sabemos en otra parte de las Escrituras que cuando crees en Jesucristo eres salvo (ver por ejem. Romanos 10:9 y Efesios 2:1-10). No hay razón para creer en Jesucristo y no ser salvo. También, como vemos en los versos anteriores, los Corintios aceptaron el evangelio que Pablo predicaba y que viene en las epístolas de Pablo. Por lo cual, ellos creyeron en Jesucristo y en su resurrección de la muerte y de acuerdo a las Escrituras correspondientes fueron salvos. Entonces ¿qué significa ese “creísteis en vano”? Una cosa en que debes tener mucho cuidado al estudiar la Biblia es no tomar cosas del contexto de donde pertenecen ni ignorar otras referencias del mismo tema. Toda la Biblia embona consigo misma si se divide correctamente. Entonces, en nuestro caso vamos a continuar examinando el contexto de nuestro pasaje. Los versos 3 al 8 nos dan un pequeño resumen del evangelio que Pablo predicaba:

1 de Corintios 15:3-8
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.”

Observa en este pasaje la importancia que Pablo, mediante revelación, puso en la resurrección de Jesucristo, expone específicamente a los testigos oculares de la resurrección. Mas adelante veremos porqué lo hace. En la segunda mitad del verso 8 se abre un paréntesis donde Pablo habla de sí mismo. Este paréntesis se cierra en le verso 10. Entonces el verso 11 nos lleva de nuevo a nuestro tema:

1 de Corintios 15:11
“Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.”

Los Corintios creyeron lo que Pablo y los otros predicaron. Sin embargo, esto no sucedió a todos, porque dice:

1 de Corintios 15:12-17
“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y SI Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también VUESTRA FE (pistis) (también es VACÍA) (la Versión Reina-Valera traduce la palabra griega correspondiente para vacía como “vana”). Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y SI Cristo no resucitó, vuestra fe (pistis) es INÚTIL (la palabra griega correspondiente (mataios) que se traduce como “inútil” aquí significa “vana” y siempre se traduce así en la versión Reina-Valera); AÚN ESTÁN EN SUS PECADOS.”

Solo hay un caso en el cual hipotéticamente la fe de alguien que cree en Jesucristo pudiera ser en vano; esto sería SI Jesucristo no hubiera resucitado de la muerte. En tal caso, tu más sincera creencia no podría salvarte. Como ves, la resurrección fue necesaria para que fuésemos salvos. Sin resurrección no habría salvación, sin resurrección nuestra creencia sería en vano, vacía, inútil. Mira lo que también hubiera pasado si Cristo no hubiera resucitado:

1 de Corintios 15:17-18
“y si Cristo no resucitó, ..... Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.”

Si Cristo no resucitó, entonces también todos aquellos creyentes que murieron creyendo en Él también perecieron. Porque, ¿qué es lo que esperan, si no hay resurrección?. Sin embargo, todo lo anterior pasaría solamente en una situación hipotética. Porque:

1 de Corintios 15:20-23
“MAS AHORA CRISTO HA RESUCITADO DE LOS MUERTOS”

Las palabra “mas” hace un contraste entre lo que se va a decir y lo que ya se dijo. La palabra “ahora” nos lleva hacia atrás, desde la situación hipotética descrita en los versos 12-19 hasta la realidad: “mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos”. Esa es la realidad, nuestra creencia no es en vano, sería en vano SI (y solo si) Cristo no hubiera resucitado. Mas ahora “HA RESUCITADO”. Ya no estamos en nuestros pecados. Todos aquellos que han muerto en Cristo poniendo su esperanza en su segunda venida no perecerán, porque:

1 de Corintios 15:20-22
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”

El versículo anterior nos habla de los que murieron, “los que durmieron”, en Cristo volverán a vivir. ¿Cuando? El verso 23 nos da la respuesta:

1 de Corintios 12:23
“Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su VENIDA.”

Jesucristo va a regresar y luego todos los que hayan muerto creyendo en Él volverán a vivir, pero observa que esto será debido a la resurrección.

Verdaderamente el día de la resurrección fue un día de importancia monumental. Afectó, afecta y afectará a millones de personas en una forma única, y ésto debido a que la resurrección de Jesucristo hizo que para nosotros fuera posible: justificación, salvación, nuevo nacimiento, el sentarnos en lugares celestiales y la disponibilidad del Espíritu Santo. Sin duda: ¡Qué día!

Anastasios Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960