Verdades Bíblicas
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“Porque tuve hambre y no me diste de comer, tuve sed y no me diste de beber”

Mateo 25 no termina con la parábola de los talentos, sino que inmediatamente le sigue un pasaje que, aunque no es parábola, está directamente conectado a las tres parábolas que anteriormente leímos:

Mateo 25:31-46
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. ”

Algunos se apresuran a desechar el pasaje anterior como si se refiriera a otros y no a ellos, ya que somos salvos por gracia a través de la fe y no por obras. Aceptaría felizmente este razonamiento - y es verdad que así lo hice por años - si no hubiera visto los problemas con ello:

1. ¿A quién le estaba hablando el Señor cuando dijo las palabras anteriores así como las tres parábolas de Mateo 24 y 25 que leímos? En el contexto está muy obvio. La enseñanza del Señor comenzó como respuesta a la siguiente pregunta que hicieron los discípulos:

Mateo 24:3
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? ”

Luego, después que les habla de los falsos cristos, el falso profeta, la abominación desoladora etc. les dijo:

Mateo 24:36-39, 42-44
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.... Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.”

“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” ¿Quienes son los que deben de estar preparados? Sus discípulos. Y luego el Señor procede dando varios ejemplos los cuales se refieren al mismo caso: cómo alguien que espera a que el Señor venga debe de comportarse durante el tiempo de Su ausencia. ¿A caso no somos nosotros exactamente ellos? ¿Si no somos nosotros, entonces quién? Por decirlo de otra manera, si nos excluimos de estas palabras de Cristo, las cuales Él mismo dijo a Sus discípulos, entonces no hay nadie a quienes estas palabras se refieran. Esta es la razón básica la cual me hace creer que estas palabras del Señor no se refieren a otros sino a mi personalmente. También observa el factor tiempo en que estas palabras fueron dichas. Están explícitamente registradas en Mateo 26:1-2:

Mateo 26:1-2
“Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.”

Esas fueron enseñanzas dadas a Sus discípulos justo cerca del final del ministerio del Señor, dos días antes de la crucifixión. No lo dijo para nuestra información, sino para que las aplicáramos. Además, lo que Jesús dijo arriba no es para nada único, mira lo que Juan dice en su epístola:

1 Juan 3:16-18
“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”

Santiago usa el mismo ejemplo de 1 de Juan 3:16-18 y lo pone aún más claro:

Santiago 2:14-17
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”

Es muy simple saber si somos verdaderos cristianos o no, eso demuestra en si seguimos Su Palabra, hacer lo que esa Palabra dice - sí, con errores y fallas (repito: aun no somos perfectos pero seguimos corriendo hacia la meta (Filipenses 3:12))- lo que Su Palabra dice. Como el Señor dijo, no cualquiera que me llame “Señor, Señor” entrará en el Reino sino aquellos que hacen la voluntad de Su Padre. Sin duda alguna la fe es lo que salva, pero verdadera fe, y una fe tal se manifiesta haciendo la voluntad de Dios, las obras que Dios ha preparado para nosotros. Y para evitar cualquier malentendido: para la mayoría de esas obras no necesitas ninguna revelación especial. Están claramente escritas en Su Palabra. A continuación presentamos algunas:

Mateo 25:35-40
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. ”

Y Santiago 1:27
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

 

Autor: Anastasios Kioulachoglou

 

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