Verdades Bíblicas

Nacido de Dios (PDF) Edición en PDF

Nacido de Dios

El tipo de relación que tenemos con Dios es ciertamente una de las cosas más importantes que como cristianos deberíamos saber. La razón es que hay varios tipos de relaciones1, y si no sabemos cuál es la específica que nos conecta con Dios, es imposible no utilizar en su plenitud todo lo que Dios ha puesto a nuestra disposición. Por lo cual, dada la importancia de este tema y la relativa confusión que hay al respecto, es necesario ver lo que la Biblia dice.

1. El tipo de nuestra relación con Dios

Lo primero que se va a considerar en este artículo es el tipo de relación que está disponible para tener con Dios; el análisis de cómo y cuando esta relación se hace una realidad lo encontraremos en las secciones a continuación. Empezando de Juan 1:12-13 leemos:

Juan 1:12-13
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Como dijimos anteriormente, hay varios tipos de relaciones que uno puede tener. Una de ellas, y sin duda una de las más importantes, es la relación que nos conecta con aquellos de los cuales nacimos. Sin embargo, además de ellos los cuales pensamos que son porque los escuchamos al nacer (nuestros padres humanos), hay alguien más del cual uno también puede nacer. ¿Quién es Él? La respuesta es Dios. Como el pasaje anterior dice, aquellos que creen en el Nombre que Dios ha puesto a nuestra disposición para creer, y el cual veremos más adelante, SON HIJOS DE DIOS y SON NACIDOS DE DIOS. En otras palabras, hay dos nacimientos que el hombre puede tener. Uno de sus padres humanos y el otro de Dios.

El hecho de que haya dos tipos de nacimiento se confirma en otros pasajes, como en Juan 3:1-8 donde empezaremos en los versos del 1 al 3 que dice:

Juan 3:1-3
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Como podemos ver en este pasaje, para entrar al reino de Dios es necesario “nacer de nuevo”. En cuanto a la frase “nacer de nuevo”, es la traducción de la frase griega “gennethe anothen” que significa “nacido de arriba2” donde la palabra “arriba” está puesta por Dios quién está “arriba”. En otras palabras, “nacido de arriba” significa “nacido de Dios”, quién está arriba3. Como se puede ver, éste pasaje al igual que Juan 1:12-13, habla del segundo nacimiento que un hombre puede tener, el nacimiento de Dios, el cual como Jesucristo explica, es un prerrequisito para entrar en el reino de Dios.

Loa claridad de estos dos nacimientos es aún más evidente en los versos 4 y 5 del mismo capítulo que dicen:

Juan 3:4-5
“Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

Como se puede ver, éste pasaje de nuevo nos dice que hay dos nacimientos que uno debería de tener para entrar en el reino de Dios. Uno es el nacimiento de agua, donde la palabra “agua” se pone para el primer nacimiento –la cual como veremos más tarde también se le llama nacimiento de la carne4. Este es el nacimiento que toda la gente tiene, el nacimiento de nuestros padres humanos. Sin embargo, aparte de éste nacimiento el pasaje anterior habla también de un segundo nacimiento, el nacimiento del Espíritu. Ahora, en cuanto a la palabra “Espíritu5”, aunque tiene muchos usos, la mayoría de las veces se usa ya sea i) de Dios quién es Espíritu (Juan 4:24) o ii) de lo que Dios da lo cual también es Espíritu. Cuál es el uso de esta palabra en un pasaje específico, es algo que se debe ver del contexto del pasaje respectivo. En cuanto a nuestro caso, es obvio que esta palabra se emplea con el primer uso, ya que habla del dador, el padre del segundo nacimiento esto es Dios. Esto también concuerda, el contexto del pasaje (ver versos 1-3) que tratan del nacimiento de arriba que como vimos, es una expresión que se usa para denotar el nacimiento de Dios6.

La distinción entre estos dos nacimientos, así como lo que se toma de ellos, se hace más clara en los versos 6-8 del mismo capítulo de Juan, que dicen:

Juan 3:6-8
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”

Como en el primer nacimiento, el nacimiento de los padres humanos, obtuvimos lo que ellos son, esto es, carne, así en el segundo nacimiento, el nacimiento de arriba, o de Dios obtenemos lo que el padre de éste nacimiento es, esto es, Espíritu. Y como los cinco sentidos, la carne que heredamos del primer nacimiento, hace posible que nos comuniquemos con nuestros padres humanos, así también el espíritu que heredamos del segundo nacimiento nos posibilita para comunicarnos con nuestro padre espiritual, Dios.

Concluyendo lo anterior: Dios puso a disposición del hombre el poder hacerse SU HIJO, a través del segundo nacimiento que le da lo que Él mismo es, espíritu. Ahora, el cómo es posible para un hombre hacerse hijo de Dios, es algo que examinaremos en la sección que sigue.

2. Nuestra relación con Dios: El “cómo”

2.1. Juan 1:12-13

Para ver cómo se hace uno hijo de Dios, iremos de nuevo a Juan 1:12-13 que dice:

Juan 1:12-13
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Este pasaje, aparte de decirnos que sin duda uno puede hacerse hijo de Dios, también declara cómo esto puede suceder. Como dice, la forma es creyendo “en Su nombre”, esto es, en el nombre que Dios ha puesto a nuestra disposición para creer y el cuál no es otro más que el de Jesucristo. Como Pedro dice característicamente en Hechos 4:12 sobre éste nombre:

Hechos 4:12
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

El único nombre que Dios ha puesto a nuestra disposición para creer y ser salvos es el nombre de Jesucristo. Lo que uno debe de creer exactamente sobre Jesucristo para ser salvo y de éste modo nacer de nuevo, es algo que viene en Romanos 10:9 donde leemos:

Romanos 10:9
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

Lo único que se requiere para ser salvo y nacer de nuevo, para así entrar en el reino de Dios, es creer que Jesús es Señor y Dios le levantó de los muertos.

2.2. 1 Juan 5:1

El hecho de que la única manera de nacer de Dios es a través de creer en el Señor Jesucristo, también se confirma en otros pasajes que hablan del mismo tema. Uno de ellos es 1 Juan 5:1 que dice:

1 Juan 5:1
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.”

Además 1 Juan 4:15
“Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.”

Como se puede ver de los pasajes anteriores, cuando uno cree que Jesús es el Cristo, esto es, el Mesías, el escogido de Dios, es nacido de Dios. Así que, este pasaje así como el anterior, nos dicen que la única manera de que seamos llamados nacidos de Dios es creyendo en Jesucristo. Y como casi todos creen algo sobre Jesús (correcto o incorrecto), se debe de poner en claro que lo que es importante no es que uno crea, sino lo que uno crea, porque sólo creyendo lo que la Biblia establece como las cosas que se deben creer para la salvación, verdaderamente pueden dar salvación. Este es un punto de especial importancia, ya que el diablo ha guiado a grandes masas de gente a creer en algunas cosas “buenas” de Jesús (como por ejemplo que Él era “un buen hombre”, “un gran humanitario” etc.), negando sin embargo tal fundamento para las cosas de la salvación como lo es la resurrección o que Él es el Mesías y el Hijo de Dios.

Concluyendo lo anterior: no todos somos hijos de Dios como muchos creen porque, como dicen, “todos creemos en Dios”. Para su sorpresa, la Biblia no habla de un Dios. Más bien, habla del VERDADERO Dios, el padre del Señor Jesucristo y otro dios falso, el diablo, el “dios de este mundo”, como 2 Corintios 4:4 característicamente lo llama. Además, la Biblia define UNA y no muchas maneras que guían al VERDADERO DIOS. Ese camino no es más que Jesucristo. Como Jesucristo dijo en Juan 14:6:

Juan 14:6
“Jesús le dijo, Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre sino por mi”.

Jesús es el ÚNICO camino que lleva a Dios. Creyendo lo que la Biblia requiere que creamos de Él, somos salvos y nacidos de Dios. Todas las otras creencias que se supone que llevan a “algún dios” son caminos falsos que aunque sin duda llevan a un dios, no llevan al gran Dios, el Padre de Jesucristo sino a un dios falso, al diablo.

2.3. Gálatas 3:22-4:7

Aunque de los dos pasajes anteriores ya debió de haber quedado claro que uno nace de Dios creyendo en el Señor Jesucristo, vamos a examinar un pasaje más que va a reconfirmar lo que ya hemos visto hasta ahora. Éste pasaje es Gálatas 3:22-4:7, y empezando de los versos 22-24 leemos7:

Gálatas 3:22-24
“Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.”

Muchos cristianos creen que la ley sigue válida y continúan siguiéndola, pensando que ahí van a encontrar la voluntad de Dios para nuestra administración. Obviamente, la causa principal de esta confusión en la inhabilidad de discriminar entre las varias administraciones Bíblicas. Con el pasaje anterior nos dice, “la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe”. Por lo cual obviamente la ley ya no es nuestro ayo, ERA. El hecho de que ahora ya no estemos bajo la ley es aún más claro en Gálatas 3:25 que dice:

Gálatas 3:25
“Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,”

¿Quién era nuestro ayo? La ley. ¿Seguimos bajo el ayo? No. ¿Por qué? “Por la venida de la fe” y podemos ser salvos, al creer en Jesucristo y al mismo tiempo nacer de Dios, de este modo convertirnos en hijos e hijas de Dios. Los versos 27 al 28 dicen:

Gálatas 3:26-28
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”

¿Qué somos? Hijos de Dios. ¿Cómo? Al creer en Jesucristo. Ahora, no hay ni Judío ni gentil (a eso se refiere con la palabra “griego”) no hay hombre ni mujer, no hay esclavo ni libre. Más bien todos los que creemos en Jesucristo, somos uno, siendo todos miembros de la misma familia, la familia de Dios. En cambio en el mundo cuya característica principal es la discriminación, en el cristianismo la característica principal es la unificación, bajo el nombre de Jesucristo.

Continuando los versos 1 al 7 del capítulo 4 de Gálatas dicen:

Gálatas 4:1-7
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”

¿Qué somos? ¿Cuál es nuestra identidad? Hijos e hijas de Dios. ¿Tenemos el derecho de llamar a Dios nuestro padre? Por supuesto que sí, porque somos Sus hijos. Es por eso que el título “padre” se usa para Dios tantas veces en la parte de la Biblia que se refiere a nuestra administración8. Porque Dios es verdaderamente nuestro padre, nuestro “abba padre” como el texto dice, y como Dios lo llamó en Marcos 14:36. Ahí, fue Cristo el que lo llamó con el mismo título. Como el texto también dice, hoy ya no somos esclavos9 de Dios como muchos creen, sino HIJOS DE DIOS, y de ese modo herederos de Dios y coherederos con Cristo. Como Romanos 8:17 dice:

Romanos 8:17
“Y si hijos, entonces herederos –herederos de Dios, y coherederos con Cristo”

¿Cómo se obtuvo lo anterior? solamente creyendo en el Señor Jesucristo y su resurrección ¿No es maravilloso?

3. AHORA somos hijos de Dios

En las secciones anteriores consideramos nuestra relación con Dios y cómo se convierte en una realidad. Entre los pasajes que hablan de esta realidad también está 1 Juan 3:1-3.

1 Juan 3:1-3
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”

¿Qué somos? Hijos de Dios. ¿Cuándo? El texto no dice cuando alcanzamos un nivel de buenas obras y buen comportamiento o después de que… muramos. Lo que dice es que ahora somos hijos de Dios, en el tiempo presente. Es una realidad que AHORA sucede, y empezó a partir del día en que creímos en el Señor Jesucristo y su resurrección. Si nosotros pensamos y cuidamos a nuestros hijos, ¿Cuánto más lo hará Dios con los suyos, entre los cuales muchos de nosotros también pertenecemos? Como Mateo 7:11 y Salmo 40:5 característicamente dicen:

Mateo 7:11
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

Salmo 40:5
“Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados.”

Dios cuida de nosotros, sus amados hijos, muchas veces más (sus pensamientos para con nosotros son innumerables como el Salmo 40:5 nos dice) de lo que nosotros cuidamos a nuestros hijos. Como un buen padre (el mejor), Él siempre está con nosotros protegiéndonos y cuidando de nosotros. Como Él mismo confirma y nos motiva:

Hebreos 13:5-6
“No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.”

Mateo 10:30-31
“Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

Es posible que hayamos tenido razones para tener miedo cuando no teníamos al Señor para que nos ayudara. Sin embargo eso ya no sucede ahora. Hoy somos hijos de Dios, los hijos del Creador de los cielos y la tierra, de Aquél que lo hizo todo, lo visible y lo invisible. ¿Qué es imposible, cuando tenemos un Padre tan poderoso? ¿A qué le tememos? ¿tribulación o qué o persecución o hambre o desnudez o espada?... No, en “todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:35-37). Porque Jesús dice en Juan 14:12 y Pablo lo confirma en Filipenses 4:13

Juan 14:12
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.”

Y Filipenses 4:13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”

Tal es el poder que tenemos como hijos de Dios. No es un poder que viene de nuestro primer nacimiento sino del segundo, el nacimiento de Dios. No es un poder que tenemos al creer en nosotros mismos, sino un poder que tenemos al creer en Cristo y las habilidades del Dios todo poderoso, quien ahora es nuestro padre y nos respalda en la vida.

4. Hijos de Dios: ¿Por adopción o por nacimiento?

El propósito de esta sección es examinar una frase que viene en Gálatas 4:4-6, y ha sido un punto difícil para muchos.

Gálatas 4:4-6
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”

Lo que para muchos es un punto difícil en este pasaje es la frase “adopción de hijos”10. Basado en esta frase, muchos apoyan que no somos hijos de Dios por nacimiento sino por adopción. No obstante, un vistazo a lo que hemos visto hasta ahora es suficiente para demostrar que tal interpretación no puede estar de acuerdo con la Biblia, la cual muy claramente, en muchos otros pasajes nos dice que somos nacidos de Dios, claramente hablando de un nacimiento. Además puesto que uno puede ser ya sea hijo adoptado o hijo de nacimiento, es evidente que estas dos situaciones siendo alternativas, no pueden sucederle a la misma persona simultáneamente. En otras palabras, somos hijos de Dios ya sea por nacimiento o por adopción, pero ciertamente no por ambos. Entonces la pregunta es ¿Porqué entonces la Biblia aunque dice que somos nacidos de Dios, también dice que somos hijos adoptados de Dios? ¿A caso no es esta una contradicción? La respuesta es por supuesto que no. La Palabra de Dios como la Palabra de un Dios perfecto es también perfecta, no teniendo ni si quiera la más mínima inexactitud en lo que dice. Todo en ella es exacto y verdadero. No obstante, esto puede que no suceda EN SUS TRADUCCIONES, las cuales siendo obra de hombre es probable que sufran de imprecisiones de traducción. En lugar de seguir ciegamente las varias traducciones, es mejor, cuando algo no parezca estar en armonía con lo que la Biblia dice en otros pasajes, regresar a los idiomas originales y revisar lo que ahí dice11. Aplicando este principio en nuestro caso, podemos ver que la palabra traducida como “adopción” en el pasaje anterior es la palabra griega “uiothesia” que está compuesta de las palabras: “uios” que significa hijo y una forma del verbo “tithemi” que significa “establecer, poner, ubicar”. Por lo cual, “uiothesia” significa la ubicación como hijos. Con esto en mente, una traducción más exacta de Gálatas 4:5 sería: “para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la ubicación de hijos.” Este pasaje no dice cómo fuimos puestos como hijos, pero que somos sin duda puestos como tales. ¿Cómo sucedió esto? esto es, mediante adopción o por nacimiento es algo que debe ser visto en otros pasajes. Como ya hemos visto, la respuesta que se da de los otros pasajes es que fuimos puestos como hijos por nacimiento, el nacimiento de arriba, el cual ocurrió cuando confesamos a Jesús como Señor y creímos que Dios lo levantó de los muertos. Por lo cual la respuesta a esta pregunta: “¿hijos de Dios: por adopción o por nacimiento? Claramente es: POR NACIMIENTO.

Anastasios Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960

 



Notas al pie

1. Por ejemplo, la relación con nuestros padres es diferente a la relación que tenemos con nuestros amigos o jefes.

2. Ver la traducción de la NVI (margen), así como la traducción de “The interlinear Bible)”, Sovereign Grace Publishers, Second Edition, 1986.

3. Otro ejemplo de una palabra que se usa de la misma manera es la palabra “cielo”, en la frase “reino del cielo”. Sin duda, como uno fácilmente puede confirmar, esta frase se usa intercambiablemente con la frase “reino de Dios. Aunque ambas frases significan exactamente lo mismo, difieren sin embargo en la manera que lo dicen. Lo que dice la última literalmente, la primera lo dice figurativamente al poner al cielo como la habitación de Dios, porque Dios está en el cielo.

4. Esto es obvio del verso 6 del mismo capítulo de Juan, donde se le llama al “nacimiento de agua y Espíritu” “nacimiento de la carne y el Espíritu”. Evidentemente, el nacimiento de agua y el nacimiento de la carne son diferentes expresiones que se usan para describir el mismo evento: el primer nacimiento, el nacimiento de nuestros padres humanos.

5. Por cierto, debería de notarse que la palabra “espíritu” nunca se escribe con mayúscula en griego antiguo y por lo cual tal uso, aunque puede facilitar la discriminación entre varios usos de ésta palabra, no se debería considerar necesariamente como correcto o inspirado por Dios. En esta revista la E mayúscula en la palabra espíritu denota el uso de esta palabra con el significado de Dios quien es espíritu mientras que la e minúscula se utiliza para cualquier otro uso.

6. En otras palabras: “nacer del espíritu”=”nacido de arriba”=”nacido de Dios” quien es espíritu y “está arriba”.

7. En cuanto al libro de Gálatas, probablemente sería útil decir que principalmente es un libro reprobador mediante el cual Dios, a través de Pablo, reprueba a los Gálatas por el hecho de que sembraron para ganar a través de las obras de la ley lo que ya tenían al creer en el Señor Jesucristo. El libro entero es verdaderamente una enseñanza maravillosa mediante la cual se pone en claro el final de la era de la ley y su sustitución por la era de la gracia.

8. De Hechos a Judas a Dios se le llama padre 73 veces.

9. Esto no significa que no podemos servir a Dios y de esa manera ser “esclavos de Dios”. De hecho, un vistazo a las epístolas, vemos que Pablo se llama así mismo “siervo de Dios” (Tito 1:1) y de Cristo (Romanos 1:1, Gálatas 1:10, Filipenses 1:1), y lo mismo aplica para Pedro (2 Pedro 1:1), Santiago (Santiago 1:1), Judas (Judas 1:1) y Timoteo (Filipenses 1:1). Evidentemente uno puede ser todavía siervo de Dios, sirviendo sin embargo como un hijo sirve a su padre. Eso no sucedía antes del sacrificio de Cristo, cuando el pueblo todavía estaba bajo la ley. Entonces uno podía solamente ser siervo de Dios y no un hijo. Verdaderamente es muy diferente solamente ser un siervo en el negocio de alguien que ser un siervo del NEGOCIO DE TU PADRE.

10. Otros pasajes donde se usa la palabra adopción son: Romanos 8:15 y Efesios 1:15.

11. Una excelente herramienta que me ha parecido muy útil y ha incrementado mucho mi conocimiento es: “The Companion Bible”, Kregel Publications, Grand Rapids, MI 49501.