Verdades Bíblicas
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El Diezmo: ¿es para nuestros tiempos?

Definiendo el diezmo, como el término que se usa hoy en día, solo quiero exponer aquí la opinión que yo, como un creyente normal, he percibido en los 20 años que tengo como cristiano. De acuerdo a esta opinión, diezmar es dar el 10% de tu ingreso (bruto o neto son opiniones que difieren) a la organización de la iglesia a la cual estás afiliado (la iglesia a la que probablemente asistes los domingos). Luego, ese dinero se usa para apoyar los gastos de la iglesia (renta, cuentas, salarios del personal, misiones, etc.). Para muchos, el no diezmar es considerado como pecado. Escucharás muchas veces que la gente recita Malaquías 3:8-12 que dice:

“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”

Muchos usan esos versículos para decir que el no traer “los diezmos y ofrendas” a la casa de Dios (lo cual consideran que significa el edificio de la iglesia local) es un pecado que abstiene a la gente de “bendiciones”. El problema de usar el pasaje anterior, así como otros pasajes similares del Antiguo Testamento, para apoyar la aplicación del diezmo es que ese pasaje y la ley que está detrás pertenecen al Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento es maravilloso y es parte de las Sagradas Escrituras que Dios inspiró. Como Pablo dice en Romanos 15:3-4:

“Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

Cualquier cosa que esté en la Escritura ha sido escrita para nuestro aprendizaje. Podemos aprender leyendo Deuteronomio, o leyendo Malaquías o cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Sin embargo, aunque todo fue escrito para nuestro aprendizaje, no todo está escrito para nuestra aplicación. El antiguo Testamento está dirigido a los judíos que vivían bajo la ley. Jesucristo aun no había venido. El sumo sacerdote aun no había llegado. Como Pablo dice en Gálatas 3:23-26:

“Pero antes que llegara la fe, estábamos confinados bajo la Ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús,”

Antes del sacrificio y resurrección de nuestro Señor era el tiempo de la ley. Y ahora, el tiempo que hoy vivimos es el tiempo después del sacrificio y resurrección del Señor. Hay diferencias muy bastas entre estos dos períodos, por la simple razón de que lo que era válido en el primer período, la ley, ya no está vigente en el segundo. Y lo que está vigente en el segundo período –la gracia y el ser hijos de Dios- no estaba disponible en el primero. ¿Podemos aprender algo de lo que era válido en el primer período? Definitivamente que sí. ¿Aplica para nosotros? No necesariamente. Puedes leer los Salmos o Proverbios y obtener orientación para tu vida. La sabiduría eterna de Dios es lo que cruza el tiempo. Por otro lado, puedes ir a pasajes específicos de la ley, tales como los pasajes del diezmo, o los pasajes sobre los sacrificios de animales o de las celebraciones que tenían en Israel. Aunque podemos aprender de esos pasajes, no aplican directamente a nosotros. Lo mismo es válido para todo lo que se refiere a la ley de Moisés, por la simple razón de que esta ley fue abolida con el sacrificio de Cristo. Es como leer códigos de leyes que ya no están vigentes. Puedes aprender de ellas pero no son para ser aplicadas, porque están obsoletas. Como en Colosenses 2:13-14 dice:

“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz.

Y de nuevo en Efesios 2:14-15
“Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas), para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,”

Ahora, si la ley está abolida, ¿la volveremos a aplicar? Podemos aprender de ella, para ya no es una ley vigente para nosotros. ¡Está abolida! Y diezmar es parte de esa ley también. Diezmar es una palabra que viene muchas veces en esos libros de la ley como Levíticos, Números y Deuteronomio. Aquí están unas referencias:

Levítico 27:30-34
“El diezmo de la tierra, tanto de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, es de Jehová: es cosa dedicada a Jehová. Si alguien quiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambia, tanto él como el que se dio a cambio serán cosas sagradas: no podrán ser rescatados. Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí.”

Nota en el último verso que diezmar es parte de los mandamientos, parte de la ley que Dios había dado a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí. Esa era la ley que fue abolida mediante el sacrificio de Cristo. Y diezmar, siendo parte de esta ley, no fue dada para su aplicación general sino para los hijos de Israel, hasta su cancelación mediante el sacrificio y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Aquí les presento más pasajes sobre el diezmo:

Números 18:20-32
“Jehová dijo a Aarón: «De la tierra de ellos no tendrás heredad ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel como heredad por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del Tabernáculo de reunión. Los hijos de Israel no se acercarán al Tabernáculo de reunión, para que no carguen con un pecado por el cual mueran. Pero los levitas harán el servicio del Tabernáculo de reunión, y ellos cargarán con su iniquidad. Es estatuto perpetuo para vuestros descendientes: no poseerán heredad entre los hijos de Israel. Porque a los levitas les he dado como heredad los diezmos de los hijos de Israel, que presentarán como ofrenda a Jehová, por lo cual les he dicho: "Entre los hijos de Israel no poseerán heredad"». Jehová dijo a Moisés: «Hablarás a los levitas y les dirás: Cuando toméis los diezmos de los hijos de Israel que os he dado como vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos, como ofrenda mecida a Jehová, el diezmo de los diezmos. Se os contará vuestra ofrenda como grano de la era y como producto del lagar. Así presentaréis también vuestra ofrenda a Jehová de todos los diezmos que recibáis de los hijos de Israel; se la daréis al sacerdote Aarón como ofrenda reservada a Jehová. De todos los dones que recibáis, reservaréis la ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos separaréis la porción que ha de ser consagrada. »También les dirás: Cuando hayáis separado lo mejor de los dones, que le será contado a los levitas como producto de la era y como producto del lagar, lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias, pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el Tabernáculo de reunión. No cargaréis con ningún pecado, cuando presentéis lo mejor. Así no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis».”

El pasaje de Levítico que leímos posteriormente trata del mandamiento de los hijos de Israel en cuanto al diezmo. ¿A dónde se supone que iban esos diezmos y para que se usaban? Esto se responde en el siguiente pasaje de Números 18:21:

“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.”

El diezmo iba a los hijos de Leví, los Levitas, que fungían en Israel, el 1/12, como tribu de sacerdotes, era la remuneración por su servicio en el tabernáculo y luego en el templo. Números 18:31 dice claramente: “pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión.” Era para que ellos contaran con eso como “producto de la era y producto del lagar”. De hecho, los Levitas tenían que dar su propio diezmo de eso. Lo cual se le daba a Aarón y que a su vez era ofrenda para Dios. Muchos toman el pasaje anterior y tratan de aplicarlo equivocadamente en el Nuevo Testamento, en nuestra era, diciendo que debemos seguir diezmando para pagar los salarios de los sacerdotes, pastores y del clero en general. Esa opinión esta distorsionada porque en el Nuevo Testamento simplemente no hay sacerdotes ni clero. Como Pedro y Juan nos dicen, a los creyentes en el Señor Jesucristo:

1 de Pedro 2:5
“vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”

1 de Pedro 2:9
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”

Apocalipsis 1:5-6
“y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

También como el Señor dijo hablando a sus discípulos:

Mateo 23:8-12
“Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”

Esos pasajes no se refieren a una clase especial de gente sino a todos los creyentes. Todos los creyentes han sido hechos sacerdotes por el Señor Jesucristo para Su Dios y Padre. ¿A caso eso ahora significa que no deberíamos apoyar económicamente a los creyentes que, por ejemplo, van de ciudad en ciudad estableciendo iglesias y sirviendo al Señor como misioneros? No significa eso y lo veremos más adelante en este estudio. Lo que significa es que el apoyo y los regalos en el Nuevo Testamento ya no están regulados por la ley del diezmo. Sino que en el Nuevo Testamento hay principios sobre regalos y el dar, los cuales veremos conforme avancemos este estudio. Esta parte del estudio se enfoca en lo que la Palabra de Dios NO nos dice en cuanto al dar, aún y cuando haya quienes lo digan. Conforme vayamos avanzando, nos enfocaremos en lo que la Biblia nos dice.

Volviendo al diezmo; ¿A caso lo anterior –el diezmo de los levitas- era el único diezmo? Pues por lo que parece, no era así, como en Deuteronomio 12:22-29 vemos de nuevo que se menciona el diezmo pero en otro contexto y para otro propósito:

Deuteronomio 14:22-29
“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días. Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.”

Cada año los israelitas tomaban “el diezmo de su grano, vino y aceite y las primicias de sus manadas y de sus rebaños” e iban al lugar que Dios les escogía “Y comían delante de Jehová su Dios y se alegraban con su familia” Si el lugar era muy lejos tenían permitido vender varios de los artículos, juntar el dinero y “lo gastaban en lo que su corazón deseara: vacas, ovejas, vino o sidra”. Ese parece ser un diezmo festivo. La gente tomaba ese diezmo y lo usaban para comer y beber ante el Señor en el lugar que les había escogido. Observa cómo este diezmo era usado por la gente misma. Esto es diferente comparado con lo que leímos previamente en Levítico y Números, donde vimos que el diezmo se le daba a los levitas. Por lo cual es un diezmo diferente. De hecho, cada tres años ese diezmo se usaba de manera distinta: al final de ese año se juntaba ese diezmo “Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados”. Además, “cada siete años la tierra guardaba reposo en el cual no se sembraba ni segaba por el dueño de la tierra” (Levítico 25:1-5) “sino que toda la gente podía comer lo que la tierra diese por sí misma” (Levítico 25:6-7) “así como de la bendición del sexto año que Dios había prometido dar” (Levítico 25:20-22).

Conclusión

Vamos a resumir lo que hemos aprendido hasta ahora. Como hemos visto, el diezmar era parte de la ley del Antiguo Testamento, parte de los mandamientos que Dios había dado a los hijos de Israel a través de Moisés. Como se ve, había dos diezmos, el primero era para los levitas, mientras que el segundo era usado por la gente misma para regocijarse ante el Señor o en el tercer año se recolectaba para los pobres y (de nuevo) para los levitas. Diezmar es parte de la ley y del igual modo pertenece a la misma categoría el sacrificio de animales así como las muchas regulaciones que esta ley dictaba. Mas delante vimos que el Nuevo Testamento enfatiza muy claramente que la ley con sus mandamientos fue abolida por el sacrificio del Señor Jesucristo. Ya que debido a eso, hoy en día no hacemos sacrificios de animales. Si alguien nos pregunta porqué no lo hacemos, correctamente decimos “porque es parte de la ley de Moisés y esa ley ya no está vigente. Jesucristo, a través de su sacrificio en la cruz, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas. Ya no estamos bajo la ley”. La misma razón que utilizamos para ya no sacrificar animales también aplica para el diezmo. El diezmar era, junto con el sacrificio de animales y otras ordenanzas, parte de la ley de Moisés. Lo que aplica para una, del mismo modo aplica para la otra. La ley de Moisés se volvió obsoleta hace más de 2000 años con el sacrificio de Cristo. Junto con eso, los sacrificios animales, diezmar y las otras ordenanzas ¡se volvieron obsoletas también! Podemos aprender de ellas, pero no implica que sean para nuestra aplicación directa. Por lo cual, ¿es bíblico el diezmar? Sí, es bíblico, puesto que viene en la Biblia. Sin embargo, ¿es relevante y vigente para el cristiano el diezmar? ¡La respuesta es no! Lo que concierne a nuestra aplicación directa es lo que vemos escrito en el Nuevo Testamento. Y lo que ahí vemos no es diezmo, ni diezmadores, sino dadores de corazón alegre, de acuerdo a la posibilidad de cada uno. Vayamos a ese punto.

Anastasios Kioulachoglou