Verdades Bíblicas

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Ahora eres libre

Mucha gente considera el cristianismo – y otros lo han hecho parecer- como una prisión. Como una serie de reglas y ritos que alguien tiene que seguir. Afortunadamente, esta opinión está muy lejos de la verdadera. Jesucristo no vino para poner nuestras vidas bajo el yugo de las reglas y las órdenes, sino para liberarnos de ellas y del pecado. Como la Palabra dice en Colosenses 2:13-15:

Colosenses 2:13-15
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”

Lo que sucedió en la cruz no fue una humillación sino un triunfo. En ella, nuestro redentor triunfó contra los principados, potestades y gobernadores de las tinieblas de este mundo, (Juan 12:31), el diablo. En ella, Él borró la escritura de las ordenanzas, todos los “haz y no hagas” que estaban en contra nuestra. Y Pablo lo explica más delante:

Colosenses 2:16:23
“Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne”.

¿Hay alguien que te critica por fiestas, comida y ritos? ¿Has probablemente concluido de lo que otros te han dicho que el cristianismo es una serie de órdenes, reglas y rituales? ¿Crees probablemente que para ser un buen cristiano tienes que hacer esto o aquello cada miércoles y viernes y esto o el otro cada domingo? Si has escuchado o creído cosas como estas, déjame decirte que no son nada más que órdenes y doctrinas de hombre. Nadie tiene el derecho de juzgarte por la comida, fiestas o algo similar. Nadie tiene el derecho de decirte que no eres un buen cristiano porque no guardaste esta o aquella abstinencia de comida o tal o cual ritual. Todas esas “son sombra de lo que ha de venir”. Todas esas eran parte de lo que Cristo borró con Su triunfo en la cruz. Nos libertó de todo eso y del pecado. ¿A caso aún sientes condenación por esto o aquello que sucedió alguna vez en el pasado? Si fue cometido cuando no eras cristiano o si sucedió mientras ya eras cristiano pero si se lo has confesado a Dios, ÉL LO HA PERDONADO Y OLVIDADO. NO RECUERDES LO QUE DIOS HA OLVIDADO. Por supuesto que tienes que aprender tu lección, pero ya no te acuerdes como si nunca se hubiera limpiado, como si la Sangre de Cristo nunca se hubiera derramado por ti. Su sangre te ha limpiado de eso y te ha lavado de todo el pecado. Como 1 Juan 1:7 dice:

1 Juan 1:7
“Más si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

Y también Colosenses 1:14
“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados

¿Te siente débil? ¿Sientes que tu carne es muy fuerte? ¿Quieres decir como Pablo?:

Romanos 7:24-25
“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”

“¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Pablo pregunta, para dar inmediatamente la respuesta:

Romanos 8:1-2
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

La ley no de letra sino del Espíritu de vida en Cristo Jesús, nos ha hecho libres de la ley del pecado y de la muerte. ¡AHORA somos libres! No hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Y Pablo dice de nuevo:

Gálatas 5:1
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”

Como los Gálatas que trataron de volver a la ley, así también algunas denominaciones cristianas hoy, predican un cristianismo lleno de órdenes, de las cuales Cristo nos ha liberado. Estemos firmes en la libertad mediante la cual Él nos ha hecho libres. Él nos ha liberado del pecado (Romanos 6:18). Somos justos, sentados en lugares celestiales AHORA (Efesios 2:1-7). Eso no sucedió por nuestras obras. Eso no depende de nuestro actuar. Esto es solamente el fruto del triunfo de Jesucristo en la cruz. No pensemos ni por un momento que podríamos ganar por nuestras obras o logros lo que solamente la Sangre de Cristo hizo posible: nuestra justificación ante Dios, nuestro renacimiento, nuestro lavamiento de todo pecado y nuestra salvación de la ley del pecado y de la muerte. Y pasando a las palabras del Señor en Juan 8:

Juan 8:31-36
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Un hombre puede ser verdaderamente libre SOLO A TRAVÉS DE JESUCRISTO. Nadie más lo puede liberar de la dominación del cuerpo de muerte que Pablo mencionó. Cristo es el único libertador. Donde quiera que esté Su Espíritu ahí también hay libertad dice la Palabra (2 Corintios 3:17). ¡Y ese espíritu está en ti! Como Gálatas 4:6 dice:

Gálatas 4:6
“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Y Colosenses 1:26-27
“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria

Cristo el libertador, la esperanza de gloria está en ti (Colosenses 1:27) eres libre ¡AHORA!

Juan 8:36
Por lo cual si el hijo os libertare seréis verdaderamente libres.

Libertad: el otro lado

Sin embargo, a parte de aquellos que han hecho que el cristianismo parezca una lista de ordenanzas, reglas y rituales, también hay otro lado que también hay que evitar. En ese lado tenemos a aquellos que usan la libertad como una excusa para pecar: “¿Qué no soy cristiano? ¿Qué no soy salvo por gracia? ¿A caso no me ha libertado Cristo? Entonces está bien que haga lo que yo quiera”. En esta categoría tenemos a aquellos que claman que son cristianos, y la manera en la que viven casi no es diferente de la manera en que aquellos que no conocen a Cristo viven. Cuando la gente del mundo los ve se sienten confundidos y se preguntan cuál es la diferencia al ser cristiano. Esa es una manera peligrosa de pensar y vivir, Pablo advierte:

Gálatas 5:13
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”

Y también Pedro repite en 1 Pedro 2:15:16
“Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”

Aunque somos libres, no debemos usar nuestra libertad como una oportunidad para la carne, como una tapadera para la maldad. Como Pablo pone en Romanos 6:

Romanos 6:15-18
“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. ”

Un hombre es esclavo del amo al cual obedece. ¿Obedeceremos de nuevo al pecado –por lo que Cristo dio su vida para liberarnos? “EN NINGUNA MANERA” es la respuesta de Pablo. Y continúa:

Romanos 6:20-23
“Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Es erróneo creer que no hay problema si le damos lugar al pecado. Hay un pago para esto, “y la paga del pecado es muerte MAS LA DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO” y como Gálatas 6:7-8 repite:

Gálatas 6:7-8
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”

Para concluir: por lo cual “no usemos la libertad como una oportunidad o excusa para la carne sino a través del amor sirvámonos los unos a los otros.

Anastasios Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960