Verdades Bíblicas
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El dar en el Nuevo Testamento 1 de Corintios 16

Aunque 2 de Corintios 8-9 es la exposición más grande en cuanto al dar en el Nuevo Testamento, en las Escrituras, que están dirigidas al cuerpo de Cristo, también hay más pasajes sobre este importante tema. Uno de ellos viene en 1 de Corintios 16:1-4, que dice:

“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo.”

Este pasaje es de carácter similar al de 2 de Corintios 8-9. De nuevo, la colecta es para los (pobres) santos de Jerusalén. Ellos son los mismos receptores como en 2 de Corintios. Parece que los santos de Jerusalén estaban en gran necesidad y los corintios, los macedonios y tal vez también los gálatas contribuían para ayudar en sus necesidades. Lo nuevo en este pasaje, es la referencia de guardar para el pobre el primer día de la semana. El texto en griego traducido como “el primer día de la semana”, es “uno de los Sabbat”. Se usa algunas veces en el Nuevo Testamento pero no tengo claro lo que exactamente significa. Independientemente de eso, lo que Pablo dice aquí a los Corintios es que cada uno debería de hacer como un fondo para el pobre, reservando para eso regularmente (“en uno de los Sábados”) así como vaya prosperando. Nótese aquí la regla: la regla no es el diezmo. No es “reserva tus diezmos”. Es “aparten algo conforme hayan prosperado”. Ambos, rico y pobre, debían de apartar, cada uno conforme había prosperado, esto es, conforme a sus recursos. 2 de Corintios toma esto más adelante agregando el deseo, la alegría, gente que da de buena gana más los otros elementos que ahí vimos. La razón por la cual Pablo lo menciona es por la necesidad de la regularidad de esas contribuciones, como él dice, “para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. Esa es la razón de hacer contribuciones regularmente. ¿Continuaban esas contribuciones para siempre, aún después de que Pablo había ido? No, por lo menos no para ese propósito. Las contribuciones eran para un propósito específico (“ayudar a los santos (pobres) de Jerusalén”) para que no se hicieran apresuradamente cuando Pablo llegara. Después de que Pablo fuera no iban a seguir las colectas, no por lo menos para ese propósito. Pero el principio está ahí, el principio es que nosotros como cristianos debemos ayudar a nuestros hermanos pobres. Eso no sería dar de forma variable –aunque también podría suceder- sino que podría ser dar de una manera más regular, basado en las necesidades. Podemos tomar el consejo de una persona que siembra iglesias (como en este caso Pablo) o puede ser también que el Señor nos lleve directamente (“los pobres y los ricos se encuentran, a ambos los hizo Dios” Proverbios 22:2).

Anastasios Kioulachoglou