Verdades Bíblicas
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1 Juan 2:24-25 - “Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros”

Vamos a dejar a Hebreos y ahora vayamos a 1 Juan 2:24-25. Ahí leemos:

“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.”

¿A quién se está dirigiendo Juan aquí? En el verso 21 queda muy claro donde le dice a su audiencia: “No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad”. Entonces su audiencia son los creyentes, gente que conoce la verdad. Ahora Juan les dice a esos creyentes que si lo que oyeron desde el principio, la Palabra de Dios, permanece en ellos, también permanecerán en el Hijo y en el Padre. De esto es obvio que es posible que alguien que ha escuchando y conoce la verdad – así como estos de aquí la conocían (verso 21) – deje de permanecer (quedarse) en la verdad. Eso es lo que el “si” en el pasaje significa (“si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros”). Como Juan pone en claro, solo aquellos en cuyo corazón continúa permaneciendo, viviendo, en el Hijo y en el Padre. En otras palabras y leyéndolo de diferente manera: si la Palabra de Dios ha cesado de permanecer en el corazón de alguien entonces él también ha cesado de estar en el Hijo y en el Padre. Y ¿qué sucede en un caso como este? Juan lo aclara unos versos más adelante, en el verso 28:

1 Juan 2:28
“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.”

Observa este “para que”. Cuando vemos un “para que” sabemos que lo que le sigue es completamente dependiente de lo que le procede. Hay solo una manera de que no seamos avergonzados y alejados de Él en Su venida: esto es: PERMANECIENDO EN ÉL. Y para permanecer en Él, leemos en 1 Juan 1:24-25, tenemos que tener Su Palabra permaneciendo en nosotros. Solo así permanecemos en Él. Para evitar confusiones, vamos a resumirlo:

No seremos avergonzados a Su venida, si permanecemos en Él (1 Juan 2:28)

Y permanecer en Él significa que Su Palabra permanece, vive en nosotros (1 Juan 2:25-25)

Por lo cual, permanecer en el Señor no es algo que hicimos una vez y luego permanecemos en Él para siempre, independientemente de cómo vivamos, independientemente si la Palabra de Dios vive verdaderamente en nosotros. Si así fuera, no habría razón para que Juan hablara a los creyentes para motivarlos a tener la Palabra permaneciendo en ellos y permanecieran en Cristo. De lo contrario, permanecer en Él es una decisión la cual aunque la hayamos tomado alguna vez también tiene que seguir siendo nuestra decisión hoy.

La frase “permaneced en Él” es la forma en que Juan nos dice “peleen la buena batalla”, “continúen en la fe”, “continúen en Su bondad”, “corran la carrera que esta frente a ustedes”, y demás frases que vimos que usó Pablo, el autor de Hebreos. Es su forma de decirnos lo mismo. Y leyendo 1 Juan 2:28 de nuevo pero de otro modo diría: puesto que necesitamos permanecer en Él para que no seamos avergonzados a Su venida, entonces queda claro que aquellos que no permanezcan en Él a Su venida serán avergonzados. Entonces, esto nos da la pauta de cómo tenemos que entender pasajes como Romanos 9:33:

“como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado.”

Nota que en este pasaje se utiliza el tiempo presente (el que creyere), declarando la fe habla de que es una realidad en el presente. Desafortunadamente algunos lo pasan desapercibido y lo leen como si estuviera hablando de algo que sucedió alguna vez en el pasado, esto es, de la siguiente manera: “cualquiera que alguna vez haya creído en Él independientemente de lo que la persona haya hecho después en cuanto a su fe no será avergonzado”. Pero la verdad es distinta, de acuerdo como Juan dice no seremos avergonzados a Su venida, no solo por comenzar en Él sino también por PERMANECER en Él (esto es, estar en Él). La frase “el que creyere no será avergonzado” de Romanos 9:33 se refiere entonces a personas que “creen” (ahora en el presente) y que serán encontradas permaneciendo en Él a Su venida o cuando el final de su vida los encuentre permaneciendo en Él. Esos no serán avergonzados. Sin embargo, aquellos que a Su venida los no los encuentre permaneciendo en Él serán avergonzados. De hecho, el Señor puso esto aún más en claro cuando dio la parábola de la vid:

Juan 15:5-6
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.”

De nuevo, algunos que han sido enseñados que la gracia de Dios significa que es suficiente para la salvación que alguien solo comience en la fe puede que se sientan incómodos con lo anterior. Como queda claro con el pasaje previo, no es suficiente que alguien solo empiece en la fe sino que también necesita terminar lo que empezó. Necesita permanecer en el Señor y Su Palabra. Además, si la persona no permanece, “será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Algunos han de pensar qué incompasivo, descortés y sin amor el hablar de tales posibilidades. Desafortunadamente en nuestra época, muchas veces consideramos amoroso el esconder la verdad para que no hagamos sentir incómodos a algunos. Pero esconder la verdad es una mentira y de ninguna manera constituye el amor. No sucumbamos en lo que no es nada más que el espíritu de esta época. Si la Palabra de Dios, si el Dios quien nunca miente y quien Él mismo es amor, nos dice tales cosas, entonces lo mejor, creo, que necesitamos hacer, es tomarlo en consideración.

 

Autor: Anastasios Kioulachoglou

 

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